Kobe Bryant se eleva. Deja la tierra como cuando vestía la camiseta 24 de Los Angeles Lakers y ya toca el cielo, al que sus movimientos atléticos y hasta acrobáticos lo acercaban cada vez que despegaba del parquet. Hasta el último número que portó se transforma en objeto de culto. Ya lo era para el equipo de toda su vida. Ahora lo será en toda la NBA: Dallas Mavericks anunció que lo retirará en su homenaje, pese a que nunca defendió a esa franquicia. Los aficionados siguen peregrinando hacia el Staples Center, el escenario de buena parte de sus grandes gestas. Lo llenan de ofrendas. Kobe pasa de ídolo a deidad. Lo llora y lo admira el mundo entero. Hasta el beatle Paul McCartney lamenta su partida a través de Twitter.
Nadie se convence de su adiós. Tampoco de que la tragedia se haya llevado a Gianna María, su hija de 13 años, la más interesada de sus vástagos en extender la permanencia del apellido Bryant en el baloncesto.
Gigi integraba las Mamba Ballers, el equipo de la Mamba Academy, sostenida por Kobe. Ya destacaba por su dribbling y su facilidad para lanzar, pero sobre todo porque era inseparable de su padre, a quien acompañaba a los partidos a los que asistía como espectador. "Ella es algo especial", había dicho Kobe en relación a Mambacita, en 2018. Soñaba, y con algún grado de certeza lo proyectaba, con verla triunfar en la WNBA. "Es un privilegio ver sus movimientos y las expresiones que hace, es increíble cómo funciona la genética", decía el orgulloso Kobe. Precisamente el vuelo fatal que acabó con sus vidas era para desplazarse a uno de sus partidos.
De la tragedia que al cabo de 39 fatídicos minutos se llevó esos sueños e ilusiones, ya comienzan a conocerse detalles más concretos, como las identidades de los fallecidos (el piloto, dos jugadoras más del equipo, los padres de una y la madre de otra y la entrenadora) y las primeras hipótesis de las causas. La niebla asoma, según las primeras diligencias, como un factor desencadenante del accidente. 35 minutos antes del inicio del fatídico vuelo, el vehículo había volado por ocho minutos entre Long Beach y Orange County. Había retirado a Kobe y sus invitados.
También fue revelado el diálogo entre el piloto del helicóptero en que viajaban Bryant y sus acompañantes. En el registro puede advertirse el momento en que el encargado de maniobrar la aeronave pierde el contacto con la torre de control. "Torre, ¿podemos seguir y comenzar a girar hacia el suroeste?", dice el conductor. Alcanza a explicar que las condiciones de visibilidad son "óptimas".
Es lo último que se le escucha. Segundos después, el radar deja de detectar al helicóptero, una señal inequívoca de un desastre. La nave impactó con una colina. Hasta allí llegó un equipo de 18 personas para iniciar la investigación de rigor y el rescate de los cuerpos. Calabasas, el escenario del drama, está vigilada. Solo se permite el acceso de sus habitantes.
Para hoy estaba programado el clásico de Los Angeles ante Clippers y se preveían los homenajes más sentidos. La entrada más barata se estaba vendiendo ayer a 1.151 dólares, pero la NBA decidió suspender el partido, en consideración al luto que viven especialmente los Lakers.
Los funerales de Kobe y sus acompañantes tendrán que esperar el término de las pesquisas, que pueden tardar hasta un par de semanas.