Alessandro Lucarelli bien merece el rótulo de héroe. De esos que se levantan en la adversidad y que terminan convirtiéndose en objetos de admiración, de culto. El defensor tiene hoy 40 años y celebra con el Parma el ascenso a la Serie A del fútbol italiano. Una realidad muy distinta a la que el club vivía a comienzos de la temporada 2015-16, cuando fue descendido a la Serie D del Calcio producto de sus irregularidades administrativas. El club desapareció y se refundó. Su deuda bordeaba los 200 millones de euros. Atrás quedaban 101 años de historia.
Lucarelli, como buen capitán, se hundió con los suyos. Optó por el camino difícil. El de la resistencia, el de la fidelidad. El de la permanencia. Y fue pieza clave en los ascensos consecutivos que consiguió el equipo en el que alguna vez brillaron Gianluigi Buffon, Hernán Crespo y Faustino Asprilla, sólo por mencionar algunos de los cracks que vistieron su camiseta, hasta el retorno a la principal categoría del fútbol italiano.
Este año, su aporte fue importante. En 32 partidos, jugó 2.550 minutos. Marcó cuatro goles.