Lucas Aveldaño (35) vive una semana particular. Por un lado, el defensor argentino se prepara para el reestreno de Deportes Iquique, que enfrentará a Huachipato. “Estos casi 50 días de preparación lo hemos disfrutado más que sufrido porque uno nunca había pasado algo así. Fue un alivio y un descargo importante, más que nada en la parte psicológica”, dice el zaguero argentino, protagonista del nuevo capítulo de El diván del Kily, de El Deportivo de La Tercera. Ese mismo sábado, el defensor tendrá que cambiarse rápido. Minutos después de que finalice el choque entre los Dragones Celestes y los acereros comenzará el Superclásico entre Universidad de Chile, el equipo que integró el año pasado, y Colo Colo.

“En el ritmo de juego, eso se ha notado en los partidos que hemos visto, algunos con poco ritmo. En todos no se ha notado tanto, es un poco lo que te va dando los partidos. Vamos a jugar cada 3 o 4 días, es un condicionante importante para los partidos, se van a ver lesiones, vamos a ver quién se va a caer antes. Obviamente uno ha estudiado el libreto del protocolo y hay que acostumbrarse a todo esto”, analiza respecto de los perjuicios que ha provocado la inactividad por la pandemia.

¿Es exagerado no celebrar un gol?

Nosotros tenemos un protocolo estricto para entrenar y para jugar. Llevamos 50 días y cada semana nos hemos hecho los PCR, así que los que juegan están comprobados que no tienen el virus.

¿Qué tal lo ha recibido Iquique?

Cortita la adaptación porque en marzo ya estábamos encerrados. No tuvimos un buen arranque y después ganamos dos consecutivos. En este momento todos arrancamos en las mismas circunstancias y hay que ver quién se ha preparado mejor. Con mi edad (35), fui profesional y cauteloso porque tenía más de perder que las de ganar. Hago mucho hincapié en la alimentación, que es una gran ayuda para un jugador de élite.

Después de jugar con Huachipato, viene la U. ¿Quedó conforme con su paso?

El paso fue corto pero no lo pude disfrutar porque faltó la parte deportiva, que nos vaya bien. Estoy súper agradecido por el paso. En el principio me hubiese gustado la revancha porque nos costó muchísimo. Era un plantel que se armó con gente joven, habían muchas apuestas. En un club que tiene la presión de ganar, cuando las cosas van bien no se siente, pero cuando no van bien, cuesta más. Al chico le cuesta asumir la presión. Está clarísimo como contrató la U este año. Fueron por más experiencia, más edad. Y ahí están los resultados.

La U convivió con malos resultados el año pasado, ¿sintieron la posibilidad de perder la categoría?

Estábamos confiados en lo último. Con Iquique era nuestro punto de inflexión para el esprint final. Sabíamos que teníamos buenos jugadores y lo que nos faltaba era esa confianza. Había jugadores jóvenes, con toques de experiencia, pero nos faltó la confianza. Nos preparábamos de la mejor manera. Los entrenamientos eran increíbles, pero en los partidos nos llegaban dos veces y nos anotaban. Era desalentador prepararse y llegar al fin de semana y perder de esa manera.

Usted tenía que acumular una cierta cantidad de minutos para renovar, pero con el estallido social no alcanzó, ¿le hizo trampa la U?.

De esa forma el club estaba obligado, pero si el club quería contar conmigo se podía acercar, incluso podía bajar el sueldo. Las cosas no hay que forzarlas, pasan por algo. Nunca hay resentimiento con nada. Siempre viene algo mejor y uno tiene que encararlo así. Toda mi carrera lo encaré así y me fue bien.

Este fin de semana la U tiene Superclásico, ¿lo va a ver?

Sí. Esa clase de partidos, cualquiera que tiene amor por el fútbol tiene que verlos. Le saca un poco de color que no tenga público.

La U lleva mucho tiempo sin ganarle a Colo Colo. ¿Cómo se vive el clásico estando en la U con ese factor que genera presión?

Por ahí mucho se lo han tomado mal. Yo no tengo nada que ver con la historia de Colo Colo y la U. Si empiezo a pensar en eso entro en desventaja, tengo que pensar en el presente. Uno entra a la cancha y piensa en ese momento. La prensa empieza con eso, pero el jugador tiene que pensar en ese partido.

Su segundo Superclásico tuvo algo especial: ser parte de la fiesta de Esteban Paredes.

Yo hablo por mí... con bronca. Ese partido lo vi dos veces. A Esteban Paredes no lo habíamos dejado tocar una pelota, tocó una y fue gol. Lo había hecho re bien, estaba conforme, pero la tocó y la mandó a guardar.

¿Intentó hacer un esfuerzo económico para quedarse en la U?

Si me lo hubiesen planteado, lo podría aceptar. Nadie se había acercado de la dirigencia. Estaba súper enojado. Después, me llamaron para disculparse. No se dio y no hay que forzar nada.

Usted es un jugador de experiencia, ¿cómo es la relación con sus compañeros? ¿le piden consejos?

Obviamente, uno trata de compartir lo que se aprende en el fútbol. Si hay jugadores que te piden consejos uno trata de aportar. Tenemos un buen equipo, muy unido y con mucha humildad. Eso es fundamental para llevar al equipo adelante. Tengo una relación muy buena con todos.

Es uno de los pocos jugadores vegetarianos.

Estuve seis meses como vegano. Fue complicado, porque no hay ningún estudio que avale el veganismo con ser futbolista. He cambiado algunas cosas. No consumo carnes rojas, harinas blancas ni lácteos. Las proteínas las tomo del pollo, del pavo y del huevo. El cambio ha sido notorio. Ahora me siento mejor. He subido la musculatura y bajado la grasa.

La cultura de la parrilla es propia del futbolista, Siendo vegetariano, ¿es parte de los asados?

Desde el 1º de enero no como carnes rojas. Tiene un por qué. No es por la gordura. En Europa el jugador eliminó casi por completo las carnes rojas. Uno va copiando. Si hoy me lesiono, con 35 años, y no juego hasta el fin de año, el próximo no voy a tener equipo. Nadie me va a querer.

Tiene restaurantes en España. ¿Siempre le gustó la cocina?

Siempre. Me encanta cocinas en casa, desde chico me gustó mucho la gastronomía. Si no hubiese sido futbolista hubiese sido chef. Lo tengo clarísimo.

¿Cuánto le afectó a sus negocios la pandemia?

Nosotros tuvimos ayuda del gobierno en España, los empleados nuestros entraron en el ERTE. Uno no tenía pérdidas, pero los gobiernos son gobiernos y en Sudamérica es más complicado.