Lucas Aveldaño: "Tampoco me parece que seamos un desastre"

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El defensor de Universidad de Chile no se separa del delantero al que tiene que marcar. Un mensaje de seguridad defensiva en mitad del crítico inicio de la U. Un desgarro tendrá al argentino tres semanas fuera de las canchas.



Lucas Aveldaño (33) cumple con la pose de central clásico. Intimida en la cancha, no pierde la seriedad en las fotografías. No regala sonrisas. Al hablar, eso sí, se vuelve cordial, amable. Llegó este año procedente del Tenerife y se ha ganado un sitio. De lo mejor de la U en este inicio esperpéntico. Un desgarro al gemelo derecho lo dejará fuera del duelo de hoy ante Huachipato. La conversación es del día antes del percance.

¿Se imaginó este panorama?

No, pero siempre está la posibilidad de arrancar mal. El entorno de dudas es por la eliminación de la Copa. Sabíamos que podía pasar porque somos un plantel totalmente nuevo. El funcionamiento en la pretemporada fue bueno y eso generó ilusión. Por quedar fuera de la Copa, nuestro mayor desafío, te agarran dudas, acciones que te generan errores y confusiones. Nos está pasando un poco factura eso.

¿El mal momento es sicológico?

El fútbol es sicológico. Cuando estás en malos momentos y no entiendes por qué, la sicología te ayuda a saber cómo jugar y entrar a la cancha. Los delanteros viven mucho con el tema sicológico. Las rachas son porque uno está con confianza o sin ella. Por eso se han metido sicólogos en el equipo. Se ha comprobado que son necesarios. Ganas un partido, sin importar cómo, y seguramente el siguiente te irá bien, en la semana toda será más tranquilo.

Ante Melgar discutió fuerte con Beausejour. ¿Eso es personalidad?

Sí, una característica del defensor es la personalidad diferente. Hay que ordenar a los de adelante desde atrás se ve todo. Siempre fue mi característica, trato de no perderla. El apoyo y el contagio pasa por eso.

Más allá de que Jara no tuvo un buen paso por la U ¿Le presiona suplir a futbolista de esa categoría?

No. Es que no vi lo que pasó con Jara, trato de no meterme con eso. Lo que pasó ya pasó. Lo que vive el hincha es difícil de borrarlo, pero en lo personal, trato de no averiguar mucho de lo que pasó en relación a la modalidad de juego, no en historia de club. Trato de hacer mi trabajo. Si me trajeron fue por algo.

¿Qué pasó por su cabeza al verse eliminado por Melgar?

Es difícil, porque son oportunidades únicas. Los más chicos pueden tal vez jugar ocho o nueve Libertadores más, pero no es mi caso. Te da la sensación de que esta Copa ya no la vas a jugar.

Kudelka se juega su futuro ante Huachipato. ¿Motiva o presiona?

Ya se hablaba de que si quedábamos fuera de la Copa, el profe se iba a ir. Este es un equipo grande y tiene esa presión de resultados inmediatos. Pasa con nosotros, que también nos jugamos el puesto en cada partido. Hay que tratar de estar un poco al margen de eso y estar unidos, hablar de los problemas, no quedarnos con dudas... Y es lo que estamos haciendo: corregir, hablar y saber qué tenemos que hacer.

¿Sería un error sacar a Kudelka?

Porque es un proyecto. En equipos de otra índole, los proyectos son a más largo plazo. Pero este te demanda resultados. Y si no es así, afuera. Siempre pasa, también en mi puesto: si yo fallo dos o tres partidos seguidos lo más probable es que me saquen. Así es la exigencia que demanda un club tan grande. Estoy acostumbrado. Obviamente que también soy humano, y te llegan cosas, sientes cosas. Si se arma un proyecto, y alguien se va, es complicado. Pero no son decisiones que nosotros tomamos. Mientras estemos juntos vamos a seguir remando para el mismo lado.

¿Les llega el mensaje de Kudelka?

Sí. En la pretemporada se mostró algo, un funcionamiento. Si no hubiese salido nada, sería distinto. Tampoco me parece que seamos un desastre. Ante Melgar fuimos superiores, debimos haber pasado. Ante Cobresal nos encontramos con un gol temprano. Contra O'Higgins fuimos superiores. Todavía no encontramos el funcionamiento ideal, pero hemos sido superiores. Viendo los partidos, estamos todos muy parejos. El último campeón hizo un muy buen primer tiempo con Coquimbo, y después podría haber ganado Coquimbo. Y no es que compare mi equipo con el resto.

¿No son un desastre? ¿Exageramos la crítica?

No, la crítica se acepta. Duelen las equivocadas, las que son sin análisis. Yo miro los partidos, veo cosas que me critican y no lo entiendo. Aparte, tenemos una estadística que ayuda. Si veo que fallé en los pases, al siguiente partido me concentro más para errar menos. Hay que respirar un poco con las críticas que duelen. En un equipo grande, cuando ganas eres el mejor y cuando pierdes, el peor.

Herrera dijo que faltaron refuerzos con experiencia. ¿Le molesta?

No, porque hay muchos jóvenes. Los más grandes, con Johnny, hablamos un montón de eso. Pero estamos muy unidos. Tenemos un plantel totalmente joven. La experiencia se va dando con partidos.

¿Al bajar el promedio de edad no se pierde personalidad?

En España, con 32 o 33 años, eres viejo. Y para mí son jóvenes. Ahí hay que madurar rápido. Los chicos cuando suben de cadete se tienen que sentir de primera. Avanzó tanto el fútbol, porque sabemos que se fabrica para vender, que se necesitan jóvenes. Los más grandes, tenemos que nutrirlos, informarlos para que se adapten rápidamente.

¿Cómo sacan esto adelante?

Corrigiendo los errores y tratando de seguir una línea. Los cambios bruscos no es la solución. Se hacen cosas buenas, no somos un equipo tan desordenado, que nos llegan mucho, o que nos están pegando un baile partido tras partido. Hay cosas que debemos corregir, sí. Cuando se dé un resultado, se avanzará en todo.

¿Le preocupa la falta de gol?

Sí, pero es lo mismo. Son esas rachas sicológicas. Me encantaría llegar una vez y convertir, y no llegar un montón de veces y malograrlas. Son cosas que las vamos a corregir cuando estemos con confianza. Esperemos que este fin de semana.

¿Les afectan las pifias por no apurar el juego en ataque?

Es normal que la gente se haga escuchar. Pero hay acciones que te dan para atacar, y otras que no. No tenemos que entrar en ese nerviosismo de la gente, que por ahí te lo genera.En la cancha tienes otra lectura del juego, haces lo que entrenas en la semana.

¿Hay que ganar como sea?

Sí. O sea, el ganar como sea es muy amplio. Hoy prefiero ganar como sea para cambiar la dinámica. El segundo partido siento que fue mejor que el primero. Si me tengo que romper la cabeza para sumar los tres puntos, te lo firmo ahora.

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