El llanto de Antoine Griezmann parece dejarlo inmóvil. Mira descolocado la euforia de sus compañeros, que toman un último aire para correr sin un destino predeterminado. Se abrazan con el primero que encuentran. La locura por conseguir la Copa del Mundo ya está desatada.
Es que la joven planilla que conduce Didier Deschamps con el transcurso de los minutos comienza a digerir la hazaña que lograron. Aprovechan la intensa lluvia que acompaña la premiación para deslizarse por el pasto ante los flashes de los reporteros que inmortalizan cada momento. Luego posan con la Copa, la besan, la abrazan y la muestran en reiteradas ocasiones.
Pogba, una de las figuras del camarín galo, pide que dejen ingresar a su familia a la cancha. Se da el gusto de celebrar junto a Yeo, su madre, y Florentin y Mathias, sus dos hermanos que también son futbolistas (en el Gençlerbirliği de Turquía y el Sparta Rotterdam, respectivamente). A ratos mira al cielo para recordar a su padre fallecido en 2017, Fassou.
La alegría en el camarín es total. Acompañados por el presidente, Emmanuel Macron, muchos comenzaron a transmitir a través de las redes sociales. "Larga vida a Francia y larga vida a la República", lanzó Matuidi junto a Umtiti, Griezmann y Pogba, gritando el mismo lema de alegría. Les Bleus, algunos en presencia de sus hijos, hiciero varios bailes, animados por el defensor Kimpembe, DJ habitual del vestuario galo. "Es una alegría inmensa. Es el mejor día de nuestras vidas y dentro de poco será el segundo mejor día de mi vida, porque nacerá mi hijo. Estoy muy feliz y orgulloso", dijo el defensor del Atlético Lucas Hernández, una de las revelaciones del torneo.. "Es una locura. No me atrevo a imaginar lo que está sucediendo en Francia. Yo soy francés de origen marroquí y estoy orgulloso de ello, orgulloso de hacer que mi país se alegre así. Estoy muy feliz por todos", agregó el defensa Rami.