Luciana Aymar: “Cachito me invitó un par de veces a ser parte del staff de Chile”

Luciana Aymar es considerada la más grande jugadora de hockey sobre césped de todos los tiempos. Y era que no si la esposa de Fernando González fue elegida ocho veces la mejor del mundo y fue declarada leyenda por la Federación Internacional, en parte por sus dos títulos mundiales y cuatro medallas olímpicas, además de su legado hacia las futuras generaciones gracias a sus notables actuaciones con las Leonas.

Hoy, radicada en Chile con su esposo Fernando González y sus hijos Félix y Lupe, la exdeportista de 47 años está volcada de lleno a proyectos personales como Women4Sports, un emprendimiento que apunta a derribar las brechas que las mujeres deben enfrentar en el deporte, con distintas iniciativas como por ejemplo el libro Épicas, publicado hace algunas semanas y que rescata más de 80 historias de destacadas exponentes.

Habiendo vivido en Argentina y en Chile, ¿cómo es la situación con respecto a la perspectiva de género en el deporte?

Acá está un poco más retrasado. En Argentina es mucho más visible, porque existen mujeres que son reconocidas. Y quizás también me parece que algo tiene que ver con las Leonas. Abrimos una puertita para darles más visibilidad a las mujeres. Así que yo creo que allá está un poquito más evolucionado.

¿Y cómo es su vida en Chile, en cuanto a la exposición que puede tener? ¿Es un poco más tranquila?

La verdad que en Argentina también, como decíamos con Fer, hay muchos deportistas. Mujeres, hombres, y uno pasa más desapercibido. Pero acá, la verdad, la diferencia es enorme. Puedo hacer una vida totalmente normal y corriente.

Usted ha sido testigo en estos años en el país del salto que tuvo el hockey chileno. ¿Cómo lo ve?

Lo he acompañado desde que estuvo Cacho (Vigil), desde el primer momento. Me encanta lo que hizo. Porque veo que hizo un proyecto donde busca crear un puente humano y crear una escuela de hockey. Y la verdad que mejoró mucho el desarrollo del hockey acá en Chile y motivó a nuevas generaciones para que quieran jugar más hockey. De hecho, ves más jugadoras de hockey. Se juega hockey en muchos más lugares. Y eso está buenísimo. Y ojalá funcione con otros deportes también.

¿Le gustaría vincularse de forma aún más cercana al hockey chileno?

Siempre tratando con Cacho. Él está trabajando con la selección de Chile desde otro lugar. Pero siempre estoy en conversaciones con él. No te voy a mentir. Hubo un par de veces que se animó a decirme si quería estar en el staff de Chile. Quizás en ese momento yo no estaba preparada. Pero bueno, como dije antes, hoy sigo haciendo camps y clínicas acá en Chile. Entonces, es una forma de seguir desarrollando el deporte y brindarle lo que yo aprendí a jugadores chilenos.

Me imagino que en su casa el debate deportivo debe ser una cosa de locos...

En realidad, la verdad es que nos divertimos mucho el deporte, es nuestro estilo de vida. Nos gusta entrenar. Siempre estamos haciendo deporte. Les demostramos a los chicos que el deporte es educación. De hecho, mi hijo me pregunta por qué entreno todos los días. Me encantaría que ellos hagan deporte. No sé si alto rendimiento, pero sí que hagan deporte porque me parece que el deporte genera un montón de herramientas.

¿Qué ha sido lo que más le ha llamado la atención de Chile?

Es muy lindo Chile, en general, el sur, las playas. Me gusta cómo se come en Chile. Y la gente siempre, desde el primer minuto, me ha recibido muy bien.

¿Se ve echando raíces definitivamente en Chile, pensando en que en algún momento barajaron la opción de irse a Estados Unidos?

A ver. Es que nosotros somos deportistas y somos de movernos permanentemente. Entonces, hoy decimos “para acá”. Mañana, no sé. Hoy siempre tenemos las puertas abiertas para sumar experiencias en nuestros país. Yo creo que vamos a criar a nuestros hijos de esta manera.

A su juicio, ¿cuál es el mejor legado que le pueden dejar a sus hijos como padres y deportistas?

Para mí es... siempre hay que levantarse, la vida no es sencilla. Y que siempre te da oportunidades la vida. Que hay que intentarlo miles y miles de veces hasta que suceda. Todos los días trato de demostrarles a mis hijos que no hay que bajar los brazos.