Cada cierto rato, a Luis Núñez la voz se le quiebra. El ex delantero de Universidad Católica vive momentos cruciales. El juicio por el homicidio de Juan Pinto, que ocurrió en 2018 está a días de producirse. Debería ser el lunes. El exfutbolista clama inocencia. Sabe que se expone a una dura condena, que podría mantenerlo encerrado por 17 años, pero quiere evitarla por cualquier medio. Insiste en que no le disparó a la víctima y que tampoco hirió a Mario Albornoz, el otro involucrado. Más precisamente, vuelve a sostener que jamás tuvo una pistola en sus manos, tal como lo había hecho en marzo de este año, en entrevista con El Deportivo. “Yo sí estaba en el lugar, el problema no es mío. No es si se confundieron. Es que es mentira. Me gustaría preguntarle a esa mujer qué le hice para qué me hicieran este daño. Yo no disparé, no tenía siquiera una pistola”, dice ahora el exjugador, en declaraciones al programa Bienvenidos, de Canal 13.

“Yo no disparé. Si lo hubiese hecho, créeme que me pongo los pantalones y asumo mi responsabilidad. No voy a dejar que me condenen”, insiste, respecto de la actitud con la que enfrentará a los jueces. Repetirá su inocencia varias veces más. “Si me llega la condena, me voy a volver loco, no voy a probar nunca más nada. Yo soy inocente”, dirá más tarde, casi a modo de conclusión.

Núñez repasa cada uno de los errores que destruyeron su carrera y su vida. “Viví seis meses de noche en mi mejor momento. Llegué a pensar que si no salía jugaba mal. Mira la estupidez. Fue mi mejor momento, el 2007. Invertí mi tiempo, mi plata, mi juventud en discotecas, mujeres, en trago, que al final me llevaron a tener problemas con la justicia”, reconoce. “Nunca supe cuanta plata gané. En una noche a veces gasta un millón, dos millones. Menos de eso no era el carrete perfecto, como se puede decir. Nunca me alejé de mis amigos. No es que me juntaba con puros drogadictos. Tomé malas decisiones, pero nunca le quité el saludo a nadie”, añade.

Los líos y la fuga

Después, se remonta a los líos que ha protagonizado. Como el del robo de carteras de marca. “Un amigo me llama para ofrecerme ese tipo de carteras. Me dijo que tenía gente conocida, que era farandulero y que algo podía hacer por él. Ese fue el llamado, pero nunca hubo una respuesta. Ese fue el llamado y eso fue. Me llevaron detenido, llegué a un juicio, salí absuelto y nadie dijo nada, pero el día antes, cuando me detuvieron, fui el futbolista más delincuente. Pero cuando fui absuelto no fue noticia”, explica. O cuando actuó como financista de una banda de narcotraficantes. “La idea mía era no meterme. Llegó un momento en que no me quería contratar nadie, porque era el desordenado, el pelusón. El sueldo eran 500 lucas o un millón de pesos. No era rentable. Nunca pensé que la persona a la que le pasé esa plata fuera a decir ‘el Lucho…'. Cuando abrí la puerta, vi que todos los que estaban cerca mío estaban en la jaula dije ‘cagué'. Era culpable. Ahora no es lo mismo. No soy culpable”, insiste, encadenando los complejos momentos que ha vivido.

También explica por qué no se entregó a la justicia. “Todos se preguntan por qué no me entregué ¿Saben lo que viví yo en la cárcel? Si tuvieras que volver al infierno, ¿lo harías? Yo me enteré tres días después, por rumores en el barrio, que me habían nombrado a mí”, añade.

Núñez relata, también, cómo pasó a Bolivia, donde se ocultó hasta que fue hallado por la policía local. “¿Como pasé a Bolivia? Como pasan todos los días dos mil inmigrantes. Si no hay control. Pagué cinco mil pesos, me subí a una trufi. Después me subí a otra. Así llegué a Cochabamba. Yo tenía plata. Unos 22 o 25 millones de pesos. Dije ‘yo sin mi familia no voy a vivir’. Mandé a buscar a mi señora, que se vino al tiro. Yo no pensaba volver nunca más. Sí a presentarme al juicio”, amplía. En el país altiplánico usó documentación falsa. “Me los hicieron allá. Me pusieron Luis Vásquez. Me puse ese nombre, el de un amigo, para que no se me olvidara”, relata.

Del momento de la captura guarda un recuerdo traumático. “En lo único que pensé fue en verle la cara a mis hijas, porque las expusieron a que me vieran. Quería que me pillaran a la vuelta, para que no lo hicieran. Siento vergüenza de volver a verlas ahora, porque nuevamente son ‘las hijas de Luis Núñez’. En el colegio les decían “tú papá mató a…”. ¿Qué niño aguanta algo así? El tiempo que viví en Bolivia fue el más lindo de mi vida”, sostiene.

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