Universidad Católica ganaba sin contrapeso a Glorias Navales, pero una jugada enciende los ánimos de un partido que merecía transformarse en una fiesta.
Todo ocurre a dos minutos de la apertura de la cuenta, gol de Gonzalo Tapia a los 17′, cuando Alexander Aravena ingresa al área chica y ante el achique del portero Felipe Araya, realiza un lujito que se justificaba plenamente: la toca de taco, mientras se da una vuelta en el aire, y ese balón se va apenas desviado.
Inmediatamente, los jugadores del conjunto viñamarino se van encima del delantero estudiantil y se arma una discusión con empujones y manotazos hacia el autor de la polémica jugada. Pleito que pudo terminar en una pelea de proporciones.
La jueza Dione Rissios, de discreto desempeño en el global, intentó calmar los ánimos con una amarilla para el capitán de los locales, Eduardo Pizarro, quien perfectamente pudo ser expulsado por pegarle un manotazo en la cabeza al Monito, cuando estaba en el suelo lamentando la opción perdida. Una acción irresponsable que pudo dejar con uno menos al local.
Sin embargo, los jugadores no se calmaron y el partido se transformó en varias jugadas violentas. Tanto así que el entrenador de los de la Ciudad Jardín, Claudio Arévalo, gritaba desesperado: ¡Bajen las revoluciones!”.
Finalmente, llegó el entretiempo y ambas escuadras se fueron a los vestuarios a renovar fuerzas y olvidar los incidentes. “Queda en la cancha, nos estaban complicando mucho y queríamos hacernos notar, pero ya pasó”, comentó Pizarro. “Nunca quisimos faltarle el respeto a nadie, jugamos con mucha seriedad”, sostuvo Gonzalo Tapia, la figura del partido con los dos goles cruzados.