El desarrollo del Superclásico, carente de fútbol y con situaciones escasas de polémica, solo al final se puso sabroso. Esto hace recordar clásicos de antaño donde se jugaba con los dientes apretados. Las situaciones más conflictivas comenzaron a los nueve minutos, donde en un choque futbolistico entre Echeverrría y Damián Pérez el jugador albo es amonestado después de que Bascuñán viera la consecuencia de dicha jugada con sangre en la rodilla del jugador azul.
Lo más relevante del primer tiempo fue la errónea apreciación de Bascuñán en el pisotón de Matías Rodríguez a Baeza. Debió ser roja.
La caída de una bengala en el arco de Herrera fue una de las situaciones bien manejadas por el réferi.
Para el análisis queda lo de Esteban Paredes, su improperio a viva voz contra el asistente no sancionado. De esta manera el fútbol chileno pretende aplicar el VAR... todas las semanas más de alguno saldría expulsado.
Lo más emocionante llego al minuto noventa más seis entre el Ubilla y Fierro. Un choque de pecho y el colegiado expulsa al jugador laico; las imágenes muestran que es expulsado erróneamente.
Es lo que hay hoy en el arbitraje: malas apreciaciones. Y no esperemos mucho más, mientras no haya un cambio generacional radical en la forma y fondo de la testera.