Manita, corona y ascenso: Ñublense es campeón y sube a Primera División
Los Diablos Rojos vuelven a la máxima categoría del fútbol chileno tras cinco años en el descenso. Una apabullante victoria por 5-0 ante Copiapó les asegura el campeonato de la Primera B, algo que no lograban desde 1976.
Tras un 2020 lleno de incertidumbres, el 2021 le entrega la primera certeza a Ñublense: la próxima temporada jugará en Primera División. Los de Chillán vencieron por 5-0 a Copiapó y a falta de dos fechas se coronaron campeones de la Primera B. Un campañón que los envía de regreso a la máxima categoría del fútbol chileno con el trofeo en sus vitrinas, algo que no conseguían desde 1976.
Ñublense ya no quería esperar más. Los cinco años en Primera B se tornaron eternos y cualquier chance para acortarlos sería engullida por sus jugadores. Copiapó entregó esa oportunidad. El gran rendimiento de los chillanejos —que llegaban a este partido liderando con 46 puntos— les permitía asegurar tanto el campeonato como el ascenso con una victoria, sin importar el marcador de esta. Los Diablos Rojos, para despejar cualquier duda, pisotearon a Copiapó y convirtieron el Nelson Oyarzún en una fiesta donde los únicos con permiso sanitario para celebrar fueron los jugadores, integrantes del cuerpo técnico y dirigentes.
Mathias Pinto, a los 21′, golpeó primero con un golazo de media distancia. David Escalante, cinco minutos después —y con una pared espléndida de Pinto—, anotó el segundo. La fiesta comenzaba a tomar forma no de manera inesperada, pero sí algo sorprendente teniendo en cuenta que una victoria metía a Copiapó en puestos de liguilla. A la media hora de juego, Pinto convirtió el 3-0 y selló el partido: por la forma de juego, por las ganas, por la alegría, los tres puntos, la corona y el ascenso era de Ñublense.
Lo había prometido Jaime García durante un emocionante intercambio con la hinchada roja, en la víspera a tan histórico cotejo. El técnico, quien hace algunas meses tuvo su propio triunfo personal al vencer al Covid-19, le juramentó a un pequeño grupo que se acercó ayer al Nelson Oyarzún para arengar al equipo: “Sabemos que cuando se vienen las malas, siempre están los mismos. Mañana (hoy) es un día especial, espero que pueda cumplir el sueño de todos y así todos estén contentos”. Los gritos, las trompetas y los cánticos no se hicieron esperar.
Y fue así como en el segundo tiempo los nuevos integrantes de Primera pisaron a fondo el acelerador. Sin importar que su rival estuviera en el suelo, Ñublense convirtió el cuarto a los 49′ mediante la gracia de Óscar Ortega, el mismo que 240 segundos después repitió para hacer realidad la manita: 5-0. El marcador ya no se movió; la gesta estaba consumada: Ñublense vuelve a ser de Primera.
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