Kostas Manolas difícilmente olvidará la noche del martes. El central griego de 26 años se transformó en el nuevo héroe romano tras anotar el 3-0 definitivo de su equipo ante el Barcelona, que sirvió para revertir el 4-1 en contra de la ida, eliminar a uno de los equipos más fuertes del mundo y, de paso, entrar por primera vez en su historia a la ronda de cuatro mejores de la Champions League.
El gol del defensor, que desató la euforia en la capital italiana, tuvo mucho de revancha. Y es que, en el compromiso de ida, jugó mal, sufrió con cada ataque culé y, por si fuera poco, marcó un gol en contra que significó el 2-0 transitorio, pero que terminó por derrumbar a su escuadra, que aquella noche finalmente recibió cuatro goles. Por lo mismo, la vuelta tuvo un sabor especial para él. Y se notó desde el inicio. El ex Olympiakos tuvo una faena impecable: comandó la coordinación defensiva, contuvo a Messi y Suárez cada vez que le tocó, levantó a sus compañeros desde el carácter y, además, sentenció la clasificación. Noche perfecta.
Por eso, después de los festejos y cuando todos sus compañeros ya se iban hacia los vestuarios, él necesitó algo más de tiempo para procesar las emociones. Solo, en la banca, simplemente se quebró. El zaguero lloró durante algunos minutos, todavía terminando de asimilar lo que acababa de pasar. "Es muy fuerte todo lo que ha pasado. Nunca dejamos de creer y lo conseguimos. Estamos muy felices. Veníamos de tres resultados negativos, pero creíamos. Nadie puede vencernos con nuestro público. Lo merecíamos, para nosotros y para los aficionados", dijo algunos minutos después. "Hemos pasado contra el mejor equipo del mundo. Creímos en ello, a pesar de la diferencia. Somos fuertes y nos merecemos lo mejor", cerró, todavía emocionado, pero ya pensando en la semifinal. Y es que, tras eliminar al Barça y ganar un nuevo héroe, la Roma puede soñar.