Chile lo tiene un poco más difícil. Ya sonaba a quimera pasar de fase tras la derrota ante Túnez en el partido de la verdad, pero el resultado de ayer, ante Noruega, agrandó la dificultad, dejó el milagro en manos de una carambola ilusa, imposible. Ganar mañana por 26 goles ante Arabia Saudita (podría ser necesario hacerlo por 28), y esperar a que Austria doblegue a Túnez, pero no por más de siete. O sea, además de ganar y que pierda Túnez, equilibrar una diferencia de goles que hoy le condena (ver tabla).

No obstante, la mejor clasificación de la historia de Chile en un Mundial, el puesto 21º obtenido hace dos años en Francia, parece muy cerca de superarse. Si gana a los saudíes (ya una gesta: nunca ha ganado dos partidos de primera fase) y acaba cuarto en el grupo, pelearía por el puesto 13 al 16. Y si es quinto, del 17 al 20. Plusmarca.

El suplicio de ayer ante Noruega, previsto, fue en realidad una sesión de balneario. Garralda dio descanso a los buenos (los Feuchtmann, Rodrigo Salinas y Barrientos), pensando en la cita de mañana, y arrojó a la cancha a los del banquillo.

Codina, Ayala y Esteban Salinas tuvieron un rendimiento correcto, pero los nórdicos, actual subcampeona del mundo, son una selección hoy por hoy inalcanzable. Si no fue perfecto su juego, lo pareció. Chile no supo como contestar sus bombas desde la primera línea ni su juego interior. Tampoco los contragolpes. El rival era de otro escalón. "Feliz y agradecido por los minutos de hoy, Un poco inconforme, pero el objetivo está ahí. Ahora apoyaremos al equipo desde donde sea para ir con todo a Arabia Saudita", afirmó el más joven del equipo, Codina.