Han pasado cinco días y la muerte de Diego Armando Maradona ha pasado de ser un asunto abrumador y conmovedor de recuerdos y homenajes a convertirse en un caso policial. Las preguntas sobre las circunstancias en que el 10 falleció, los cuidados que recibió en las horas y días previos, acaparan ahora el interés, incluso con una investigación abierta por la Fiscalía transandina. Se habla incluso de homicidio culposo.
La primera pista la dio una de las enfermeras, Dahiana Madrid, quien en un informe entregado a su empresa, que cuidaba del Pelusa, aseguró haber ingresado a su habitación a las 9.30 de ese miércoles a tomar sus signos vitales. La versión, sin embargo, contrastó totalmente con la que entregó a la Justicia, donde declaró que incluso lo “dejó dormir” y que fue el enfermero a quien relevó el último en ver a Diego.
Pero su abogado, Rodolfo Baqué, entregó nuevos detalles que sacudieron todo. “Maradona se cayó el miércoles (de la semana anterior) antes de su fallecimiento. Se cayó y se golpeó la cabeza, pero no lo llevaron a un hospital a hacerle una resonancia”, aseguró, detallando que el golpe fue en el lado derecho de la cabeza y que el médico principal de Diego, el neurocirujano Leopoldo Luque, nunca lo envió a observación.
Diego murió prácticamente solo, enfrentado a la abstinencia y los problemas cardíacos. Tras la operación por el hematoma cerebral, a principios de mes, fue llevado de alta a su casa, en el exclusivo barrio San Andrés. Su siquiatra, Agustina Cosachov, permitió retirarlo de la clínica con estrictas condiciones. “Enfermeros preferentemente hombres con disponibilidad de tiempo completo y especializados en problemática de consumo de sustancias, médico neurólogo y médico clínico. A su vez contar con la disponibilidad para realizarse estudios médicos y una ambulancia por si se considera necesario el traslado”, exigió, según se lee en el informe médico. Solo se cumplió con uno de los puntos exigidos.
Y ahí vienen todas las dudas. La enfermera asegura que Maradona apenas tenía un baño químico, y que ante su mal humor, un tratamiento con medicamentos era muy difícil de sobrellevar. Eso, sin contar la constante taquicardia que sufría.
El doctor Luque, que ya fue incautado en su oficina y domicilio, asegura: “Era difícil, me echó un montón de veces de su casa. Le gustaba estar solo. Y después me llamaba. Lo que yo hacía era llevarle un clínico, un gastroenterólogo, un oftalmólogo, lo acompañaba hasta al dentista. Porque si no estaba al lado, no se sacaba ni una muela... Pero entiendan que era un paciente difícil y que estaba lúcido”.
Este miércoles se realizará un informe toxicológico al cuerpo de Diego, otra arista que determinará en qué estado falleció.
La leyenda épica del héroe ha devenido en novela policial.