Marcelo Ríos no esconde su orgullo y motivación por lo que ha conseguido su actual pupilo Juncheng Shang. El tenista chino de 17 años, 241° del ranking ATP, se quedó con su primer título Challenger en Lexington, luego de vencer al ecuatoriano Emilio Gómez por parciales de 6-4 y 6-4.

Por lo mismo, el ex número uno comentó en Instagram sus impresiones sobre el trabajo realizado por la tercera raqueta china en el torneo.

“Contarles que la experiencia de este fin de semana. Fue volver a vibrar con el tenis pero más que el tenis en sí, fue estar con el chinito y verlo jugar a un nivel impresionante”, comenzó señalando Ríos.

Para los que no saben yo sólo alcancé a estar con el 6 días entrenando y ayudarlo en algunas cosas, lo interesante de este nuevo rol mío es que con la edad que tiene le falta muchísimo que aprender y eso me motiva mucho”, continuó.

Eres único, Jerry, felicitaciones”, cerró aludiendo al nombre con el que es conocido en Estados Unidos.

Excelente relación

El ahora técnico chileno comenzó a finales de julio a entrenar a Shang a finales de julio y en el proceso ha conseguido formar una relación estrecha con el jugador, a pesar de estar en pleno proceso de conocimiento, pruebas y negociaciones para entrenarlo a tiempo completo.

Y muestra de este aprecio fue el viaje de 1429 kilómetros desde Sarasota, Florida, a Lexington, Kentucky, para observar el desempeño del jugador en las semifinales y final de la competencia.

Buena técnica, pero táctica en desarrollo

En conversación con El Deportivo Marcelo Ríos analizó el juego del asiático y dio a conocer algunos cambios en el juego que han estado desarrollando en los pocos días que alcanzó a estar con él.

Técnicamente, él es muy bueno, pero tácticamente le falta mucho todavía. Lo bueno es que va aprendiendo rápido y no me impresionaría que el hueón se metiera rápido y terminara 150 ahora y no el próximo año”, indicó.

“Físicamente también le falta, porque es muy chiquitito. Todavía no lo veo jugando a cinco sets, pero lo que juega, lo juega muy bien. Le falta una buena pretemporada. No tengo nada que corregirle y eso que soy súper crítico”, añadió más adelante.

Sobre los cambios, Ríos consideró tres: “él tiene una derecha muy buena, de zurdo, que es muy pesada pero muy plana, un poco como la mía. Entonces, traté de meterle esa derecha que pique más, como la de Nadal. La entrenamos un día y el hueón la agarró altiro”.

La segunda tuvo que ver con la devolución. “Él juega siempre igual, tiene todos los golpes, pero no sabe en qué momentos ocuparlos. En la devolución se echa para atrás y, en el lado de las ventajas, le dije que se parara en la línea y se metiera un paso, como lo hacía yo, y ahí le pegara. Así, él puede pegarle hacia el revés del otro tipo, y eso no sabía hacerlo. Lo aprendió en un día y lo hace perfecto”, resalto.

Por último, lo aconsejó en el servicio. “Su saque, técnicamente, es igual mío, pero tiraba la pelota muy abajo. Ahora la está tirando más alta y la está agarrando arriba. También le he dicho que el quiebre no es quiebre si después no puede ganar su saque”.

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