Francisca Mardones: "Lanzaba y no podía contener las lágrimas; mi papá estaba ahí"
La extenista logró en Dubái pasar a la historia con un nuevo récord del mundo. Lo hizo con su país en estallido social y cargando con un dolor inmenso: a horas de competir se enteró de la muerte de su padre.
Francisca Mardones (43 años) ya no se presiona. Esos fueron otros tiempos, cuando luchó por encontrar en el tenis sobre silla de ruedas su oportunidad para reinventarse. Si hay algo que esta hotelera aprendió es sobre reinvención. Tuvo que hacerlo en 1999, cuando un ciclón la envió a un barranco en las Islas Vírgenes, provocándole un severo daño en su médula espinal. Y lo hizo hace tres años, cuando comenzó a practicar atletismo, donde hoy es la campeona del mundo en el lanzamiento de la bala en la categoría T54. Pero Mardones también debió reinventarse para estos Mundiales de Atletismo paralímpicos de Dubái. A horas de competir en el lanzamiento de la jabalina, su primera prueba, le llegó una noticia que la sacudió: su padre, Hernán Mardones Montenegro, había fallecido en Chile.
¿Cómo se compite soportando de la muerte de un padre?
Debuté en la prueba de jabalina y horas antes supe del fallecimiento de mi papá. Fue muy duro, porque además tuve que tomar la decisión de ver si participaba o no del Mundial. Fue una decisión de pocos minutos, pero decidí quedarme, porque igual no iba a llegar al funeral. Me costó mucho tomar la decisión, no es fácil no despedirse de un padre.
¿Por qué decidió competir?
Porque desde hace un año que mi papá venía diciendo que quería estar conmigo en el Mundial, lo que no era normal en él. Sufría de Parkinson y complicaciones desde hace 30 años. Insistió tanto que entendí que este torneo era tan importante para él como para mí. Por eso decidí entrar a la pista. Y logré el récord de Chile. Fue una sensación de estar acompañada por él. Dos días después, cuando me tocó lanzar el disco, también me sentí acompañada por él. Y ya en el lanzamiento de la bala dejé la vida. Es algo muy especial, muy duro, pero también de mucha esperanza.
Lo hizo con Chile en estallido...
Se veía venir. Entiendo la angustia de la gente, que quiere una respuesta a sus necesidades básicas, mejores condiciones y más dignidad. Al final, todos fallamos como sociedad, principalmente los políticos de varias generaciones, que no han sabido escuchar las necesidades de la gente durante años. Pero nunca es tarde para encontrar la manera de dialogar y hacer las modificaciones necesarias para los cambios que se exigen. También siento que la violencia, de ambas partes, se ha descontrolado un poco. Lo más importante es actuar rápido.
Chile en una revolución, su padre fallecido e igual decidió competir.
Ya llevaba varias semanas en Dubái y frente a las circunstancias saqué una fortaleza que solo pudo dármela mi papá. Hubo días en que no me quería levantar ni a entrenar, lloraba todo el día, fue algo bien duro. Pero cuando ya me levanté, tuve los mejores entrenamientos de mi vida, con excelentes registros. Eso me dio mucha confianza para salir y hacer todo bien.
¿Dice que fue su padre quien empujó ese récord del mundo?
No tengo dudas de eso. Él estuvo acompañándome en cada minuto, en el hotel, en los entrenamientos, en todos lados. Me dio la fortaleza para poder controlar mis sentimientos y canalizarlos de la mejor manera. Estoy segura que la bala no la lancé sola. También me da tranquilidad que el haberme quedado fue por un propósito mayor, que fue homenajearlo a él. Estoy segura que eso es lo que él hubiese querido.
Usted era tenista, se cambió al atletismo y resultó ser la mejor del mundo en la bala. ¿Cómo se explica?
Mi primera competencia fue de lanzamiento de la pelotita, cuando tenía siete años. Después lo dejé, pero con los años volví de forma natural, no tuve que entrenar mucho la técnica para readaptarme.
Fue la primera en lanzar y se impuso a todas.
Cuando supe que era la primera en lanzar, en vez de ponerme nerviosa, sentí más ganas de competir. Me gustó llegar y lanzar, sin condicionantes. No llegué por una medalla específica, sino solo a mejorar mi marca. Cuando hice mi primer lanzamiento quedé con una sensación buena, pero con una marca baja. Entendí que estaba fallando en la altura del lanzamiento. Mejoré eso y ahí conseguí el récord (8.19 metros).
¿Cómo se compite sabiendo que acaba de batir un récord?
Difícil. De hecho, cuando lo rompí, me quebré. Grité ¡vamos! y me quebré , no pude recuperarme para el tercer lanzamiento. Por eso es que mis marcas luego fueron más bajas. Lanzaba y no conseguía contener las lágrimas. Más que el shock por el récord, fue el shock por confirmar que mi papá estaba ahí, conmigo.
Y lo hizo frente a la dueña de la antiguo récord, la china Yang Liwan.
Sí. Fue la última en lanzar. Venía siendo campeona de mundiales, medallas de oro… Era la súper campeona y le tengo respeto, pero no pienso en cuánto lanzan los demás, sino en cómo yo quiero lanzar. Entonces, fui yo quien le metió la presión. Las marcas que tuvo fueron bastante diferentes a las que tiene, insólito. Ella ahora deberá ver qué pasó, pero imagino que le costó controlar la presión del momento.
Y ahora esa presión le cae a usted, con Tokio 2020 a menos de un año.
No, no. Yo no me presiono. El récord y el Mundial es una estadística, pero no me siento favorita ni nada. Esto es mi segunda oportunidad. En el tenis sufrí mucho, me presioné, me desgasté mucho sicológicamente. Además, es muy intenso, de mucho trabajo físico. El atletismo para mí fue un regalo para seguir activa, porque encontré un deporte que no significara mover la silla de ruedas, que era lo que más me costaba.
Chile estalla y sacan a la Ministra del Deporte. ¿Qué le parece?
No me pareció adecuado, porque la ministra Kantor venía haciendo un papel que, me parecía, venía en buen camino. Era más urgente cambiar otras carteras. Aunque no soy experta, creo que fue un desacierto. Pero a todas luces se sabe que había otras prioridades.
¿Cómo será el regreso a casa?
Estaré con mi familia y al fin viviré lo que he postergado todos estos días. Haré lo que me corresponde, que es apoyar a mi mamá en este duro momento. Será un abrazo con mucha tristeza por el momento que vivimos, de mucha esperanza porque él estará siempre con nosotros y de alegría también, por el logro que conseguí.
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