En Chile, si no sirve, se desprecia. Sólo el exitoso es venerado. El que ganó hace unos meses y hoy se extravió, es motivo de crítica con asco. Si es entrenador y no sale campeón, es un inútil. Si más encima dirige a un grande y no levanta la copa todos los años, es un ignorante. Desechar con facilidad pareciera ser básico. Si alguien osa mantener un proceso, a pesar de un mal resultado, es un imprudente, un pecador. Sólo vale el presente; lo que se hizo en el pasado no tiene valor. Olvidar lo realizado es una práctica habitual.
Mario Salas fue bicampeón y hace unas semana le cantaban "no jugamos a nada; que se vaya Mario Salas". ¿Tienen derecho los fanáticos a expresarse así? Todo el derecho. Pueden gritar lo que quieran, apuntar a quien deseen, pero patear en la cabeza al único técnico en la HISTORIA del club que logró un BICAMPEONATO no corresponde. Es una injusticia. ¿Dónde está el respeto? ¿Dónde queda la memoria?
Resulta que hoy es un inepto y en 2016 era vitoreado luego de conseguir tres copas para el club. Coincidimos en que 2017 para la UC fue un desastre. Alcanzó su peor campaña en los últimos 25 torneos. Suma sólo dos triunfos y ha marcado ocho goles, el tercer equipo con menos anotados. Un penoso 2017: cuarto en el Clausura con un 51,1 % de rendimiento, eliminado en octavos por Huachipato de la copa Chile, último en la fase de grupos de la Libertadores. Y los refuerzos no rindieron, no hubo reemplazo adecuado para los que partieron, el equipo estuvo lejos de la brillantez anterior... ¿Lo pueden despedir? Con esa campaña, lógico que lo pueden relevar. Pero lo que no pueden hacer es sacarlo por la ventana.
Mario Salas no merece salir escondido con una capucha. No puede dejar el club silbado por la hinchada. No puede alejarse como un villano. Salas debe partir por la puerta grande.
No por ganar dos títulos debe eternizarse en el cargo. Lo que pido es respeto por el único que le permitió al hincha cruzado marearse tres veces en 2016 dando vueltas olímpicas.
En vez de abuchearlo con tanta virulencia, denle las gracias. Y si lo van a echar, despídanlo por la puerta grande de San Carlos. Y no encubierto como un criminal.