Acumula más de 12 años en el país, al que llegó hablando sólo inglés y con un amor profundo por el rugby, situación nada extraña considerando su tierra de origen. Con esposa e hijo chilenos, el neozelandés Mark Cross (44) ha aprendido a manejar el español -cosa muy difícil para algunos- con bastante propiedad. Hoy, luego de haber dirigido a varios clubes nacionales y en más de una ocasión a algunas selecciones, ha vuelto a convertirse en head coach de la federación chilena, luego de la salida del francés Bernard Charreyre.
Desde esa perspectiva, el entrenador -quien también tiene a cargo los combinados juveniles- analiza el futuro del deporte de la ovalada para La Tercera y, sobre todo, la participación en el Americas Rugby Championship (ARC), torneo que integran además las selecciones de Argentina, Brasil, Canadá, Estados Unidos y Uruguay.
¿Cuáles son las aspiraciones de los Cóndores en el ARC?
Hay que considerar las potencialidades de cada equipo y el hecho de que algunos tienen muchos profesionales. Está claro que ante Estados Unidos y Argentina jugaremos afuera, y será súper duro, con la finalidad básica de mejorar el rendimiento en la cancha. Ante Brasil seremos locales y la posibilidad de ganar es alta; luego, también recibimos a Canadá y Uruguay, por lo que estaríamos felices si ganamos uno de esos partidos o los dos, que sería ideal, pero es complicado. Le reitero que lo importante, en todo caso, es mejorar el nivel de juego.
En la pasada gira, donde los Cóndores jugaron en Hong Kong y Alemania, hubo buenos resultados... Eso debería permitir un mayor optimismo, ¿no le parece?
No, por supuesto, pero siempre hay que considerar que la situación del rugby en Chile ha sido de fragilidad crónica. Esa gira sirvió de mucho, para conocer al grupo, para unir, y también para mejorar el ranking: ahora estamos 24 y llegamos a estar 30 en su momento. Por eso es importante tener continuidad en los resultados; si le ganamos a Alemania como visita, no podemos fallar la próxima semana (ver programación) contra Brasil, a pesar de que ellos han mejorado muchísimo también.
Una de las grandes quejas del medio ha sido que, históricamente, el rugby es visto como una actividad social, no competitiva... ¿Sigue siendo así?
Al menos en cuanto a los seleccionados, no. Todo lo contrario; están y estamos trabajando como profesionales en un deporte que es amateur en Chile. He visto mucho compromiso en los jugadores: nadie falta o se atrasa a los entrenamientos, cuidan su dieta, su sueño. Se ha avanzado mucho en el tema físico, además, trabajando con Speedworks. Hay buenos guías ahí. También en la federación hay apoyo en cuanto al tratamiento de las lesiones. Está todo puesto en función de una mejora en el juego.
¿Cómo es la relación con el seleccionado de seven? ¿Es necesario separar ambas especialidades?
Mire, le aclaro de inmediato que la intención de Chile Rugby no es separar. Trabajamos en forma conjunta con Edmundo Olfos (coach del seven) y Dalivor Franulic (gerente deportivo) viendo que las necesidades se vean cubiertas y que las soluciones sirvan al desarrollo global de la actividad. Al final es algo que sucede por razones científicas: hay que recuperar a jugadores que estuvieron sometidos a un esfuerzo intenso en el seven y que tendrán que estar dentro de poco jugando en Hong Kong.
Por eso sólo Franco Velarde figura en ambas nóminas...
Bueno, el se quedará en el seven por lo mismo. Pero sí hemos integrado a Nicolás Franulic, quien además de haber jugado algunos minutos en Punta del Este y Viña del Mar, disputó el Mundial M20 de Uruguay. Tiene una gran proyección y es muy probable que ahora debute ante Brasil.
¿Cuál ha sido el impacto que ha tenido el éxito del seven?
A todos nos parece fantástico. Si al final somos todos parte de la actividad, jugadores que también han estado en los Cóndores XV, nos conocemos todos. Y ha sido buenísimo, porque el seven ha servido para que se le preste más atención al rugby.
La gran deuda de Chile es clasificar alguna vez a una Copa del Mundo de rugby union ¿Lo cree posible?
Bueno, siempre el ojo está enfocado en lo que viene, pensando en el proceso. La próxima eliminatoria es tres años y medio más. Hay que tener paciencia para seguir trabajando. La cultura de trabajo de este grupo es muy buena. Y paulatinamente comenzaremos a integrar gente más joven, como el caso de Garafulic. La intención es formar una gran base para trabajar esa clasificatoria. En ese sentido, Uruguay (ha ido a tres mundiales) es nuestro gran rival y nuestro gran ejemplo: ellos tienen un centro de alto rendimiento extraordinario y nos están mostrando cuál es el camino. Hay que planificar y creer en el proyecto. Y ojo con Brasil, que también está trabajando muy bien. Pero siempre es a largo plazo.
Que los Cóndores jueguen en La Pintana, donde ha surgido un muy buen equipo de rugby comunal además, ¿es un símbolo de la ampliación de la base?
Por supuesto, Me parece excelente la iniciativa de presentarnos ahí. Ya jugamos tres partidos en La Pintana el año pasado y ahora serán tres más, con el apoyo de la alcaldesa Claudia (Pizarro). Y es muy bueno para dar a conocer este deporte a más gente, que más niños comiencen a jugar; que la base crezca, nos dará más frutos.