Martina Weil fue una de las grandes protagonistas del Team Chile en los Juegos Panamericanos Santiago 2023. La atleta se quedó con la medalla de oro en los 400 metros planos y, como si fuera poco, con una medalla de plata en la posta 4x100, una prueba en la que compitió junto a Anaís Hernández, Isidora Jiménez y María Ignacia Montt.
Sobre esto y otros detalles habló Weil, en un adelanto de su entrevista al programa Podemos Hablar de Chilevisión. La joven de 24 años tuvo palabras para la comentada medalla de plata en el relevo, y sobre la experiencia de competir en un Estadio Nacional casi lleno: “Esto fue heavy, porque justo antes de dar la partida dicen “silencio, por favor”, para que se escuche el disparo, porque uno está con los tacos, un ruido chico y uno sale corriendo. Entonces, la Anaís está con los tacos, dan el disparo, la gente se pone a gritar y yo digo “no la voy a escuchar”. Ella pisa una marca, yo salgo corriendo, y ella me grita “¡ya!”, para que yo saque la mano y me entregue el testimonio, yo dije “no la voy a escuchar”. Era tanto el ruido”.
Además, confesó que anhelaban una medalla, pero jamás esperaron este segundo lugar: “Para nosotras, el sueño era una medalla, era como “de pronto nos alcanza para el bronce”, o sea soñábamos con el bronce, pero después de que vimos que la Ina pasó segunda fue como “¡qué onda!”. Si uno ve las fotos después, el nivel de emoción fue una cosa de locos”.
También dijo cómo vivieron las horas previas a la competencia y una promesa que realizaron: “Mis compañeras de pieza, yo siempre las presento como mis amigas más piolas, se empezaron a animar, eran las 00:30, nos teníamos que ir a acostar, pero estábamos todas pasadas de revoluciones por mi carrera. Sale la Ina y dice “¡ya!, si es que sacamos medalla nos tenemos que tatuar”. Yo les digo “hagámonos un 501″ (el número de la pieza en la villa Panamericana).
El oro en los 400
Martina Weil también recordó el oro que obtuvo en los 400 metros planos: “Viene el disparo, yo escucho como el estadio se viene abajo, porque fue un silencio impresionante y salí a correr como loca. Empecé a llegar al 200 y me di cuenta de que ya había alcanzado a la pista 7, porque corremos escalonadas y eso no se compensa hasta la entrada del 300. Las dos que iban por dentro, la de Colombia y la de Guyana, tenían mí mismo o mejores tiempos que yo, entonces, yo venía muerta de susto porque yo no las veía”.
Curiosamente, aunque no se notó durante la carrera, la chilena reconoció que pasó un susto gigante en los metros finales, e incluso dice que técnicamente fue una pésima carrera: “Cuando entré primera a la recta, ahí empecé a sentir que se me caían las rodillas, que no podía más, yo decía “salí muy rápido ¡me voy a morir, me voy a morir!”, y empecé a mirar, un poco, la pantalla para ver dónde venían. Venía muerta de susto de que me iban a alcanzar al final, porque en verdad salí muy rápido y estaba muy cansada. Técnicamente fue una pésima carrera”.
Sin embargo, todos sus miedos desaparecieron al darse cuenta que había ganado la prueba: “Fue como alivio, te juro que eso fue lo primero que sentí, porque me pasó que había tanta gente ahí, tan cagada de frío. Estaban todos mojados, era una cosa de locos estar en el Estadio Nacional a esa hora con ese clima. Entonces, fue: Si están aquí para verme correr a mí, lo logré”.
La reacción de sus padres
Por último, la medallista nacional dijo lo que sintió al ver la reacción de sus padres, Gert Weil y Ximena Restrepo, tras su oro Panamericano. Declaró que su padre “estaba en llamas. Yo le pregunté “¿cuántas medallas Panamericanas ganaste tú? ¿cuántas me faltan para alcanzarte?”, y me dijo “no, te falta flaca”.
En cambio, la reacción de su madre fue a través de un abrazo: “No me dijo nada, solo me abrazó y fue como un abrazo de “te las mandaste, todo lo que has trabajado, todo lo que hemos hecho. El haberte ido a vivir a Bélgica, el haber tenido que alargar la temporada. Todo valió la pena”.