La presencia de Mauricio Etcheverry como asesor de Azul Azul estremeció al fútbol chileno. El serenense había desempeñado el mismo rol en la gestión de Sergio Jadue en la ANFP, razón más que suficiente para que su arribo a la concesionaria que administra a Universidad de Chile levantara polvo. De hecho, un sector del directorio de los estudiantiles, entre los que se incluye a los representantes de la casa de estudios, se alzó en contra de la decisión, en una postura que no hizo más que profundizar la ya aguda crisis por la que atraviesa el club estudiantil. La oposición surge, principalmente, porque la crucial y controvertida determinación ni siquiera había sido comunicada.

Etcheverry era uno de los hombres fuertes de la gestión del calerano. Su mano derecha. Un actor destacado del círculo de hierro del directivo que hoy espera sentencia en Estados Unidos por haber estado envuelto en el FIFA Gate, uno de los mayores escándalos de corrupción que se hayan producido en el fútbol mundial. La denominación está en mayúsculas, pues es la que aún se atribuyen quienes rodearon al timonel que quedó en la historia por haber conseguido la Copa América en 2015, el primer título internacional de la Selección en toda su historia. El grupo, aunque condena algunos de los actos de su líder, también le guarda lealtad. Y hay quienes aún mantienen contacto con el directivo surgido en Unión La Calera.

Mauricio Etcheverry, asesor del directorio de Azul Azul.

Siguen en el fútbol

Contrariamente a lo que puede llevar a pensar el escandaloso término de la administración Jadue, hubo varios de los integrantes de su mesa que siguieron prestando servicios en el fútbol. Algunos, de hecho, siguen siendo parte de los organigramas de sus clubes de origen. Otros se han ido desprendiendo de la participación societaria que habían detentado y, finalmente, también existen quienes han seguido operando bajo la figura de las asesorías vinculadas a sus competencias profesionales. En el primer grupo, por ejemplo, figura Jorge Fistonic, quien ocupa la vicepresidencia de Deportes Iquique y mantiene el estrecho lazo con la familia Rossi, la que mayor peso tiene en el club. Ese vínculo se extiende al plano comercial, pues el club es apenas una de las áreas de negocios en las que intervienen. El fuerte, de hecho, es el sector inmobiliario. También incursionó en la política, aunque fracasó en el intento por convertirse en gobernador en la Tierra de Campeones. El nortino integró la mesa en los últimos seis meses y ha sido uno de los más críticos del actuar de Jadue.

Menos directa, aunque igualmente intensa, es la relación que Óscar Fuentes conserva con la actividad. El abogado, quien ocupó el cargo de Secretario Ejecutivo de la corporación, le ganó un juicio por $ 114 millones a la entidad que rige al fútbol chileno. Aunque el entonces fiscal Carlos Gajardo lo investigó bajo la sospecha de apropiación indebida por el desvío de fondos federativos hacia la defensa de Jadue en Estados Unidos, lo concreto es que no hubo formulación de cargos en contra del jurista. Actualmente, a través de su bufete, orientado a las asesorías en materia deportiva tanto en Chile como el exterior, Fuentes presta servicios a una docena de clubes chilenos. Es, probablemente, quien mayor presencia mantiene en la actividad.

Sergio Jadue, con los miembros del directorio que encabezaba (Foto: Pedro Rodríguez)

Cambio de aires

El grueso de quienes integraron la mesa de Jadue y de quienes influyeron decisivamente en su gestión tomó otros rumbos. profesionales. En orden de relevancia de los cargos que ocuparon en la ANFP, Jaime Baeza, quien detentó la primera vicepresidencia durante el ciclo y tuvo que asumir el control del fútbol chileno con la caída del timonel, hoy mira la actividad con distancia. El exfutbolista, quien se tituló como Ingeniero Comercial en la Universidad de Valparaíso en 1987, salió de la propiedad de San Luis, aunque sigue apoyando al club canario, con el que alcanzó una gran identificación, ahora como un sufrido hincha. En materia de negocios, sus inversiones están orientadas al rubro educacional.

Antonio Martínez, segundo vicepresidente de esa gestión, y quien, junto con Baeza, debió hacerle frente a la emergencia que desató el repentino adiós de Jadue, sigue siendo parte de la industria de los casinos.

En tanto, Nibaldo Jaque, quien ocupó la secretaría general en la administración Jadue está abocado a los negocios que desempeñaba antes de vincularse al fútbol, principalmente, enfocados en el rubro inmobiliario. El empresario tuvo que enfrentar una demanda por estafa en el último tiempo, que la justicia desestimó hace unos meses.

Nibaldo Jaque, otro de los directores cercanos a Jadue.

A su turno, Cristián Varela sigue vinculado a Chilefilms, la empresa que provee buena parte de las instalaciones técnicas para la transmisión del fútbol. Aunque es hincha de Colo Colo y llegó a ocupar la presidencia del club, no suele asistir al Monumental, donde su nombre genera controversia entre los hinchas. También fue parte de la Comisión Disciplinaria de la FIFA.

Álex Kiblisky, uno de los directores de la mesa que rigió al fútbol chileno, está abocado a sus negocios particulares en Estados Unidos. También mantiene una productora. De la propiedad de Ñublense, el club que lo catapultó al directorio del fútbol chileno, salió hace un tiempo.

Tampoco están en el fútbol otras dos personas altamente influyentes en el gobierno corporativo de Quilín por esos días: el ex gerente general, Rodrigo Grumberg, y René Rosas, quien ejerció como Gerente de Competiciones y estuvo a cargo del Comité Organizador Local de la Copa América 2015. El primero se desenvuelve en el mercado de valores. El segundo tomó un nuevo rumbo en una carrera vinculada al deporte: después de participar en la gestión de Universidad de Concepción, ahora es director ejecutivo de la Liga Nacional de Básquetbol.

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