Nicolás Massú (39) vive uno de los momentos más plenos de su vida en el tenis, como uno de los entrenadores del austriaco Dominic Thiem (25), flamante ganador de Indian Wells y actual cuatro del mundo.
Desde Miami, el viñamarino detalla a La Tercera cómo han sido estos 44 días de felicidad. "Han pasado cosas muy lindas. Primero, lo de la Copa Davis, donde subimos al Grupo Mundial con un equipo con el que empezamos hace cinco años desde abajo y después de ocho años llegamos a los 18 mejores del mundo. Algo espectacular", parte enumerando, para luego continuar: "Un par de semanas después, me encuentro, como entrenador, ganando un Masters 1.000 en Indian Wells. Es increíble, una sensación espectacular. Ha pasado todo muy rápido".
No hay ningún secreto ni pócima milagrosa; la fórmula de Nico para llegar al éxito es clara. "Uno trabaja y da el cien por ciento día a día para hacer cosas importantes. Esto me apasiona mucho, el tenis me hace vivir de una manera muy intensa. Me encanta este deporte, que me ha entregado tanto, y tengo la energía y la motivación para seguir haciéndolo durante muchos años", dice.
También se emociona al saber del cariño de la gente. Incluso la cuenta oficial de la Copa Davis en Twitter se pregunta si él es el técnico del momento: "Es difícil dar una respuesta sobre si soy el entrenador del momento. Simplemente yo me dedico a hacer mi trabajo. Los resultados a veces me acompañan y a veces no. Hay que tener claridad de que en los momentos en que esté arriba o abajo hay que creer en un trabajo. En este caso, me toca estar en un gran momento, pero Indian Wells ya terminó hace dos días y estamos en Miami, pensando en cómo hacerlo lo mejor posible. Esto sigue, hay que ir para adelante y así es la vida del tenista: rápida, intensa...".
El doble campeón olímpico valora el lado humano de Thiem. "Estoy feliz de ayudar a una gran persona y a un gran tenista. Y la verdad es que ganar un torneo de la forma en que lo ganó, cómo terminó jugando en cancha de cemento y a los jugadores que les ganó, es algo increíble. Me siento muy contento de poder ser partícipe de eso y de haber podido ayudar a que él cumpla sus objetivos, con alegría, dedicación y haciendo bien las cosas", afirma.
En Norteamérica, Massú desarrolló un plan riguroso para levantar a su pupilo: "Entrenamos intensamente, con mucha calidad, con mucha conciencia, entregando cada día el cien por ciento. Llegamos dos semanas antes a Indian Wells, para que él se pusiera fuerte, ya que tuvo algunos problemitas de salud. Entonces, tenía que volver a estar en forma. Estuvimos haciendo una preparación tenística y física espectacular y obviamente tiene el talento, una cabeza de campeón y un tenis privilegiado. Y eso, cuando las cosas están en orden, más lo que uno pueda aportar con la visión, nos permitió preparar el torneo de la mejor manera. Cada partido era distinto y cada vez fue creciendo en confianza. Y cuando demuestra su tenis y juega bien, no tiene límites".
Uno de los aspectos que más resalta el mundo del tenis sobre el método Massú es la motivación. Sin embargo, él se encarga de aclarar que hay muchas más claves para entender este presente. "Llevamos muy poco tiempo trabajando juntos y la verdad es que los resultados han llegado súper rápido y eso es increíble. Trabajamos día a día y yo le traspaso las cosas que creo que hay que hacer, hay mucha comunicación. Tenemos una muy buena relación y una muy buena conexión. Siempre poniéndole el mejor esfuerzo para poder cumplir los objetivos trazados. Además, su equipo y su familia son espectaculares. Ahora, la cabeza está en Miami, hay muchas ganas. Y, en mi caso, han sido semanas espectaculares y hay que aprovecharlas, porque es difícil llegar a estas sensaciones constantemente. Hay que aprovecharlas cuando están ahí", plantea.
La gran incógnita es qué sucederá con esta exitosa sociedad después de Key Biscayne. Hay ganas, pero aún no hay respuesta. "Estamos con la motivación al máximo para Miami y, cuando termine, nos sentaremos a conversar y ver cuáles son los planes", expresa un Massú desde la posición que siempre soñó cuando se retiró del tenis.