Mate o champagne
Hoy se juega un partido trascendental. Francia y Uruguay se enfrentan en cuartos de final. Sudamérica se desangra en este Mundial. Siguen vivos Brasil y los charrúas. Puede ser un partido con atisbos de Fórmula 1 o un match aburrido, con calculadora en mano.
Apelo al criterio de ambos entrenadores que saben que cuentan con bólidos en su escudería, Súarez y Cavani (en duda), Mbappé y Griezman respectivamente. Ignoro si ambos DT privilegiarán lo de "no perder la pelota" por sobre lo de "conseguir el gol".
Para lo último sería una aberración teniendo armas con qué amenazar. Si en primera fase no hubo ticket para la especulación, no podría haber ni siquiera intenciones de bajarle el pulgar al espectáculo.
Buen desafío para la defensa de Godín y Cia, que solo han recibido un gol en contra. Defensa pesada, que puede tener dificultades ante la velocidad de los delanteros galos. Por arriba no hay problemas, ellos surgen cuando se pone la pelota al piso y se corre como en pista de rekortán.
Gracias a Tabárez, el juego dejó de ser una relación entre el hombre y el balón para convertirse en una relación entre compañeros.
Y por el lado de Varane y Umtiti no la tendrán fácil. El dúo celeste no da pelota por perdida. Velocidad y potencia desarman cualquier armario.
Son equipos compactos y equilibrados de gran fortaleza física, técnica y mental. Ambas están inseparablemente unidas en el concepto de ataque casi frontal. Se basan en la preparación física y técnica del jugador y en la lógica del sentido común. Pero eso no es todo, sus jugadores tienen el conocimiento de la importancia de la táctica y estrategia del fútbol. Y para eso, la Celeste aprovecha el juego aéreo defensivo y ofensivo con Godín como baluarte.
Francia, llega con una alta autoestima. No le dan importancia al balón, con él lo único que se hacen son las jugadas, le dan mayor relevancia a los desplazamientos de los jugadores. Siempre están haciendo juicios, tomando decisiones y seleccionando.
Ambos países han progresado, cada uno en su estilo. Se han desarrollado y en palabras simples, "el cambio es apreciativo". Lo difícil ahora es decir cómo hacer para no perder de vista el rumbo.
A beber mate o champagne.
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