Empieza mañana en Egipto un nuevo Mundial de Balonmano. Y otra vez con Chile entre sus partipantes. En 2017 obtuvo su primera victoria. En 2019 su mejor clasificación. ¿Se marcará un nuevo hito? ¿Se verá un equipo todavía vigente, creciente o ya a la baja? Responde Mateo Garralda (42), el seleccionador.
¿Cuál es la meta esta vez?
Las perspectivas son muy complicadas. Ya tenemos la experiencia de los Odesur. El equipo estuvo más de un año y medio sin estar concentrados y perjudicó mucho, sobre todo en ataque. Cumplimos los objetivos pero el equipo no estuvo jugando bien. Este campeonato es punto muy importante y puede valer para el Preolímpico, que, sin lugar a dudas, es la fecha más importante de este año.
¿Está mejor o peor esta Chile que la que brilló en el último Mundial?
Cuando el equipo ha tenido continuidad en procesos de entrenamiento y concentraciones largas es cuando mejor ha jugado. Por ejemplo, en los últimos dos Mundiales y los Panamericanos. Hay que ver cómo empezamos y cómo vamos evolucionando. Así como en otros campeonatos he tenido claro hasta dónde podíamos llegar, esta vez no lo tengo para nada claro. Ocurre esto por llevar tanto tiempo sin jugar.
Se debilitaba el equipo sin los titulares. ¿Se ha compensado esto o siguen igual?
El equipo sufre realmente mucho con los cambios. Hay una serie de jugadores, que son el siete inicial más uno o dos apoyos defensivos. Y a partir de ahí, el equipo realmente sufre mucho. Se sufre en el ataque, se sufre en la defensa... Hoy por hoy no hay recambio ni a los Salinas, ni a los Feuchtmann... Eso también hace que los torneos largos sean complicados, pese a que los jugadores principales han aguantado bastante bien y los han rendido físicamente.
¿Cómo justifica la nueva nominación de Oneto, que lleva casi tres años retirado?
El tema de Marco Oneto es muy sencillo. Soy yo el entrenador, soy yo el responsable. Por lo tanto, lo llamo porque sé que puede aportar. No tengo que justificar por qué Oneto está aquí. Yo decido que esté aquí y ya está. Nada más.
¿Eso sería posible en otra selección del mundo?
Ha habido bastantes casos en la historia donde un jugador que llevaba mucho tiempo retirado, ha vuelto a las canchas. Por ejemplo, el lateral izquierdo de Noruega estuvo un año de paseo, alejado del balonmano, y volvió al equipo nacional. Andrei Xepkin estaba retirado, y mucho tiempo después, el Kiel lo fichó porque no tenía fichas para otro jugador. Xepkin jugó la semifinal y la final de la Champions League y el Kiel quedó campeón. Hay un montón de casos donde jugadores retirados han vuelto a las canchas y lo han hecho bien. Marco Oneto es un ejemplo de ellos.
¿Afectará la falta de competencia en la pandemia?
Nos hace muchísimo daño. Hay que entender que una parte del equipo central defensivo no ha podido entrenar con normalidad ni ha tenido competencia. Ya pasamos en los Odesur, llevábamos más de un año sin estar juntos y raramente se consiguieron los objetivos. Y en Groenlandia también conseguimos la clasificación para el Mundial, pero sin jugar bien.
¿Mejor la primera línea del equipo o la segunda?
La primera línea es la que genera el juego en cualquier equipo de balonmano. El 90% de juego y de espacios los genera la primera línea, junto con el pivote. Para mí es importante la primera línea, pero la segunda debe de aportar con su efectividad aprovechando todo lo que genera la primera línea.
¿Chile ataca o defiende mejor?
Ha habido campeonatos en los que la defensa ha estado mejor que el ataque, así como ha habido otros en los que han estado muy balanceados. Los extremos pueden generar situaciones ocasionales, pero la primera línea es la que genera el juego. Y el pivote ayuda a generar ese juego, pero son ellos los que al final dan el pase de gol y los que generan los espacios. Los extremos son importantes en nuestro sistema de juego defensivo y también a la hora de correr en contraataque.
¿Chile ya se impregnó de su carácter mental o le toca estar muy encima?
No sé si Chile se ha impregnado de mi carácter. Hay muchos jugadores, como los Salinas, los Feuchtmann y Ceballos, que llevan ya mucho tiempo en otros países peleando por sus sueños. Y eso no no tiene que ver con mi carácter, sino con el suyo, y a su esfuerzo y sacrificio. Yo he intentado impregnar, más que mi carácter, todo el conocimiento que he adquirido de grandes entrenadores a lo largo de mi vida deportiva. He intentado aprender de ellos y aplicarlo en función del equipo que tengo día a día.