Si esta nota fuera un cuento, debería partir por el final: “Y fueron felices para siempre”.
Es que la historia de Humberto Suazo y Matías Fernández en La Serena es como esos relatos donde los protagonistas -tras sufrir la maldad del poder- logran cumplir sus sueños y alcanzar la dicha.
Claro que antes de vivir en el mismo condominio frente al mar y disfrutar de tardes enteras junto a sus familias en las paradisíacas playas de la ciudad papayera, ambos tuvieron que encontrarse. Y esa reunión se produjo en el mítico Colo Colo 2006.
“Se conocieron ese año y rápidamente se complementaron en la cancha. Y cuando sale todo bien en el campo de juego, es más fácil formar una amistad fuera de él y eso es lo que hicieron Matías y Humberto”, recordó uno de los integrante de ese plantel: Mario Cáceres.
“Ambos son excelentes personas y mejores futbolistas. Matías era bajo perfil siempre y Humberto, en la interna, era bueno para la talla”, rememoró otro que compartió camarín con ambos, Felipe Flores.
Y he aquí dos puntos claves para que surgiera la amistad: sus puestos en la cancha y el humor. “En Colo Colo forman una dupla deportiva que después llevan a la Selección y que transforma a Matías en el el mejor jugador de América ese año y a Humberto en el máximo goleador del planeta”, sentenció Cáceres.
Pero también es sabido que Fernández necesita reír para elevar su nivel. Le pasó en su último periodo en Colo Colo, cuando llegó Jorge Valdivia y su alegría lo contagio, y le sucedió en ese entonces. “Internamente era muy bueno para la talla, pero no hablaba con nadie en el exterior”, detalló FF17.
De ídolo a ídolo
Y de la alegría pasaron a la admiración. A Chupete le encantaba que el “14 de los blancos” se quedara horas extras entrenando para mejorar su presentaciones y al volante no lo dejaba de sorprender la capacidad goleadora que tenía el ariete. “Borghi siempre retaba a Matías porque no descansaba nunca y Suazo hacía en la cancha lo mismo que en los entrenamientos, tiene un poder de finiquito increíble”, explicó Flores.
“Formar esa dupla deportiva los hizo amigos. Chupete sabía perfectamente cómo jugaba el Mati y éste leía perfectamente sus movimientos, por eso siempre lo dejaba sólo frente al arco”, contó el Petrolero.
Por lo mismo, cuando Blanco y Negro dejó partir a Fernández en febrero pasado, Suazo no dudó en llamarlo todos los días para que aceptara la propuesta serenense y se unieran nuevamente en un club chileno.
Y finalmente, el campeón de América aceptó y se declaró feliz de volver a reunirse con su amigo de hace 15 años. “Contento con estar con Chupete. Con Humberto siempre nos fue bien y jugamos mucho tiempo juntos, esperamos que esta no sea la excepción e insisto que estoy contento de estar con un goleador del mundo”, concluyó.
Y fueron felices para siempre...