Fecha 17 del torneo y Palestino jugaba contra el líder, Universidad Católica. Al minuto 27, Matías Campos López (26) lograba conectar un potente cabezazo. Pelota en la red y el nueve del Tino corría hacia el banderín del córner para celebrar y también para llorar. El delantero, en tres semanas, pasó de una audiencia en el Tribunal de Dopaje a ser figura ante el líder.
A los 12 años comenzó en las inferiores de Audax Italiano. En 2012, es enviado a préstamo a San Luis. En Quillota, se convierte en goleador de la B y levanta la copa. Su primer título.
Después de su buen paso por Quillota, en 2014, vuelve a Audax. En La Florida, el jefe técnico era Jorge Pellicer, quien no lo tuvo en cuenta. "Cada vez que volvía a Audax, el técnico ya tenía armado su plantel y tenía a sus delanteros. Llegaba tarde a los procesos", explica Campos. Unión San Felipe apareció y el delantero nuevamente se fue a la B. El Mati brilló con luces propias, siendo el goleador con 19 anotaciones. "Desde Audax salíamos con la instrucción de meter goles (si es que eran delanteros) para poder tener alguna posibilidad de volver", cuenta Campos.
Luego de la buena temporada en Unión San Felipe vuelve a su club de origen y permanece seis meses relegado a la banca. El proceso de entrar y salir de La Florida se reiteraría con estadías en Temuco y Rangers.
Al finalizar el torneo con los talquinos, otra sorpresa. Esta vez, muy desagradable. "Me entregan la típica hoja blanca, en donde salen los ejercicios que te recomiendan hacer en las vacaciones. Me despedí de todos y me fui a Santiago. En el camino, me llaman desde el club y me dicen que, por problemas financieros, tengo que buscar otro equipo. No lo podía creer", recuerda.
Por segunda vez aparece el Uní Uní en su devenir. Otros seis meses y nuevo cambio de domicilio. "Era muy inmaduro, me faltaba creerme el cuento. Tenía que empezar a creer que podía enfrentarme a cualquier defensa", declara.
El repunte del goleador
De inmediato, la Primera B le da otra oportunidad. San Marcos de Arica anuncia su fichaje. "Esa era mi oportunidad. El fútbol tenía que empezar a darme réditos. Lo único que tenía que hacer era creerme el cuento", reflexiona. Esa temporada, anotó 10 goles con los nortinos y hasta la última fecha peleó la bota de oro contra Lucas Simón y Sebastián Abreu.
"En Arica fue mi mejor experiencia en el fútbol. Venía de malas campañas y en San Marcos me di cuenta de que podía volver a ser goleador. Es increíble lo que se puede lograr creyéndose el cuento", afirma, reiterando su mantra: "creerse el cuento". Lo sintió como un instante crucial. "Me dije 'esta es tu oportunidad de ser jugador de primera división, tengo que cambiar el chip y hacerme un nombre'", recuerda.
Dos días antes de Navidad en 2017, Palestino lo anunció como uno de sus primeros refuerzos.
El dopaje empaña el sueño
En la fecha 14, Palestino enfrentó a la U en el Nacional. Fue, quizás, el partido de la consolidación para Campos López, con un doblete que marcó el triunfo de los paisanos sobre los azules.
Todo era felicidad, hasta que el miércoles 4 de julio, 37 días después del triunfo ante los estudiantiles, Campos recibió la notificación del Tribunal de Expertos en Dopaje. El delantero estaba siendo investigado por uso de betametasona (corticoides) en la rodilla izquierda. "Cuando recibí la notificación, lo primero que hice fue llamar al profe y al doctor", recuerda.
Sobre esta situación, el goleador explica que terminó la primera rueda con la rodilla inflamada, con sinovitis y el quiste roto. "El doctor me inyectó de manera intraarticular el corticoide para acelerar mi recuperación. Nunca saqué ventaja deportiva. Incluso, en todos los equipos se hace este procedimiento".
El viernes 20 de julio, recibió la notificación de que puede volver a entrenar y competir por Palestino. "Fue un momento de satisfacción pura", comenta. "Estaba súper nervioso. Había estado mucho tiempo sin entrenarme con el equipo, porque estaba inhabilitado por el Tribunal. Tenía el miedo de no estar con ritmo y el timming que te da jugar cada fin de semana. Además, el profe me puso altiro de titular. Tenía que responder, tenía que creerme el cuento de nuevo", matiza.
Y al reaparecer ante la UC, vive un partido y encaja una actuación perfecta. Abre el marcador al minuto 27, con un cabezazo que termina en lágrimas de alegría. "El mejor momento fue volver a entrenar con mis compañeros, pero liberé todo con ese gol", sostiene. En la segunda parte, con el marcador igualado, anota nuevamente con una soberbia volea que deja sin opciones a Dituro. El regreso ya es una realidad exitosa, pero sólo a nivel personal, pues el duelo concluyó 2-2.
"Todo pasa por algo en esta vida. Me di muchas vueltas en la B hasta que comencé a madurar. Después el tema del doping, con la ayuda de Dios, logré salir. Solamente él sabe por qué me puso estas pruebas en mi vida. Valoro mucho mi carrera y sueño con consagrarme en Primera y jugar en la Selección. Solo tengo que creerme el cuento, mi cuento", cierra, con su mantra.