Lo primero que hace Maximiliano Cerato al recibir la comunicación de El Deportivo es agradecer. Dice que desde que publicó el posteo en Instagram en el que realizaba un dramático llamado de auxilio a propósito de un problema que no especificaba, no ha parado de recibir mensajes y otras expresiones de cariño de parte de mucha gente. En su mayoría, de Chile, donde se le recuerda por sus actuaciones con las camisetas de Everton y Cobreloa. En su carrera también vistió las de León de México y Defensores de Belgrano. En el club del barrio de Núñez, en Buenos Aires, se formó y juega en la actualidad, a los 35 años, en la recta final de su trayectoria. En esta jornada, enfrenta a Flandria, por la Primera Nacional, la segunda categoría del fútbol argentino.
Lo siguiente será pedir un par de horas para realizar el diálogo. Cumple con el pacto. De hecho, es él quien devuelve el contacto. Ahí surge su última solicitud: acotar el formato de la conversación. Lo plantea en los mejores términos. Dice que aún no está preparado para ofrecer una entrevista en profundidad, precisamente porque está iniciando el tratamiento para controlar el padecimiento que sufre. Su foco está puesto en la terapia, a cargo de profesionales competentes en el ámbito de la sicología. “Hay que esperar un poquito. Cuando me sienta preparado para hablar de forma más extensa, lo voy a hacer”, se compromete. Eso sí, cabe establecer que todas las declaraciones de esta nota están autorizadas por el jugador, precisamente en el afán de transmitir una enseñanza y de llevar calma a quienes se inquietaron por su intervención en la red social. La relación entre las apuestas y los deportistas ha existido siempre. En algunos casos, con consecuencias trágicas. En el último tiempo, de hecho, en Chile se ha institucionalizado a partir de los vínculos entre la ANFP y varios clubes con empresas del rubro.
Una mala jugada
Cerato ya no recurre a eufemismos. Asume que su problema es la ludopatía. Quiere transformar, sus palabras, en un mensaje. “Empecé como todos, entendiendo que era un juego, un divertimento. Lo pasaba bien y nada más. Con el tiempo se fue tornando un problema. Ya no me empecé a sentir cómodo. Fue procesando por dentro, tratando de solucionar los problemas solo. Después, vino todo lo que vino hasta que expresé lo que dije en la red social”, establece.
En Instagram, su relato fue crudo. ““Hoy es un día muy doloroso para mí, porque asumo y soy responsable de un problema que vengo atravesando hace tiempo, pero que hoy decido erradicarlo de mi vida, ya que ha generado daño a las personas que más amo, sobre todo a mi familia, mujer, hijo, etc”, había expresado. ““Quiero ser Maxi, un Maxi puro, sano y con (la) alegría que siempre me caracterizó”, agregaba, como reflejo de un angustioso intento por reencontrarse con su esencia.
Ahora, dice, también, que busca llevar calma a quienes se han inquietado por su situación. “Quiero mandar un mensaje de tranquilidad. Estoy bien. Es un problema que tengo, lo estaba pasando mal. Se va a solucionar. Estoy en recuperación”, apunta. Y refuerza la idea de que confía en superar el problema. “La voy a sacar adelante. Voy a ser un claro ejemplo para las personas que están en esto”, insiste, a modo de compromiso.
Lo siguiente es una nueva muestra de gratitud hacia quienes le han ofrecido apoyo. “Estoy tranquilo, contento, feliz por los que me han llamado. Las personas me han demostrado que siempre actué de buena fe, más allá de los rendimientos. En algún momento profundizaré. Hoy no es el momento”, manifiesta.
Los refugios
Su familia y el fútbol se han transformado en sus principales refugios. A su mujer, la etiquetó en el mensaje que publicó, en el que también aludió a su hijo. En la pelota también busca paz. “El lunes (hoy) tengo que jugar y lo voy a hacer. Estoy en actividad, en pleno proceso de campeonato. Me va a servir”, apunta. Y precisa que tiene en mente otro gran objetivo para cuando ya no esté en el campo de juego. “Estudio para ser técnico. Siento que debo aprovechar lo que he aprendido en esta carrera. También he hecho cursos de gestión deportiva. Me gusta prepararme”, especifica.
Luego, vuelve sobre la materia que le ha afectado y que le ha llevado a manifestarse públicamente. “Me sirvió hablar, para desahogarme. Lo necesitaba, Mucha gente lo sabía, pero está bien poder ayudar a los demás”, insiste.
Finalmente aclara que su motivación es personal y que su situación financiera no es tan complicada como se ha descrito, pese a que personas que le conocieron profundamente dijeron a este medio que Cerato ha perdido buena parte de su patrimonio e incluso se involucró con prestamistas para enfrentar sus problemas con el juego. “No tiene nada que ver con la parte económica. Es un problema mío, de salud”, dice respecto de su búsqueda de ayuda para enfrentarlo.
En ese sentido, manifiesta que no le complican eventuales especulaciones sobre su caso. “De mi carrera se han dicho tantas cosas y es parte del juego periodístico y de la profesión. Conozco perfectamente cómo es el periodismo. No me preocupa lo que se pueda decir o no. Hoy estoy preocupado. de mi recuperación. Tengo a mi familia, a mis hijos”, enfatiza, antes de volver a dejar en claro que una conversación más detallada quedará pendiente para cuando se sienta en óptimas condiciones para entablarla. “Luego hablaré de mi problema”, dice. Y, otra vez, agradece la preocupación que no ha parado de recibir en las últimas horas.