El salto de Maximiliano Falcón en los últimos años ha sido explosivo. Tras su despegue en Rentistas el defensor encontró una oportunidad para defender a Colo Colo en el fútbol nacional donde consiguió ser campeón de la temporada aún en disputa.

Lo destacado de su juego y su gran relación con los hinchas albos llamó la atención en Uruguay. Por lo mismo el medio Ovación se dio el tiempo de charlar con el zaguero, quien repasa sus vivencias en el fútbol, las complicaciones que tuvo tras su llegada a Chile y cómo fue el momento en el que pudo dejar la actividad.

Uno de los primeros temas que tocó fue su deuda con Nacional, equipo con el que no ha conseguido debutar en la Primera División de Uruguay. “Me quedó la espina de jugar en Nacional porque yo soy hincha. Después de grande te das cuenta de que podés salvar a tu familia con comodidades que vos no tuviste y lo ves de otra manera, pero como hincha de Nacional me hubiese gustado jugar en Primera”, aseguró.

Luego de una serie de inconvenientes, el estreno no se daba, situación que lo terminó afectando en lo físico y en lo psicológico. “No ligué nada, pero todo eso mentalmente me bajoneó y empecé a engordar y a bajar mi nivel. No entrenaba de la misma manera porque sabía que era titular y tarde o temprano me fue comiendo. Me arrepiento de eso”.

Por esta misma situación incluso evaluó dejar el fútbol, pero encontró el apoyo necesario en su representante Gerardo Arias. “El Boca me daba plata cuando yo no tenía para comprar comida y me pagaba el alquiler. Siempre hay malos comentarios de uno u otro, pero yo me quedo con la gente que hoy, me doy cuenta, estuvo en las malas y me bancó la cabeza. El Boca fue el único que me bancó la cabeza. Estuve a punto de dejar el fútbol y le dije: ‘Vamos a jugar a Rentistas, que es la última bala, y si no, no juego más’”, aseguró. Y fue su destacada participación en dicho equipo el que le significó la llamada de Colo Colo.

La llegada a Chile

A pesar del buen momento futbolístico, Falcón también debió sufrir en el aspecto familiar. “Al principio la pasamos un poco mal. Mi hijo estuvo internado 50 días porque nació prematuro y mi mujer estuvo de súper bajón. Como era pandemia, mi familia no podía venir y estuvimos solos como ocho meses. Ahora que ya pasó un tiempo nos adaptamos perfecto”, comentó.

También expresó cuál fue uno de sus momentos negativos en el fútbol nacional. “Las experiencias dentro de los equipos y los planteles siempre son complicadas. Más cuando jugás en un equipo grande, donde el único resultado que sirve es ganar. El fútbol es muy ingrato. Yo tengo que demostrar cada fin de semana que sigo vigente, que el club no se equivocó en contratarme para que después mi carrera siga en ascenso”, comentó.

Lo más negativo que me pasó acá fue cuando me pelee con un jugador de la Católica. Me echaron, estuve cinco partidos con roja y el técnico me castigó dejándome de suplente 10 partidos. Ahí manifesté que me quería ir a préstamo y él me dijo que no era por un tema de nivel, sino de concentración. Yo lo entendí, pero a mi mujer la volví loca. Tenía la impotencia de que por un error cometido no podía jugar”, complementó.

Con la esperanza de ir a Qatar

Poco a poco su rendimiento fue recompensado con el cariño de los hinchas. Además, este repunte en su juego le ha significado estar en la nómina de preseleccionados de Uruguay para el Mundial de Qatar 2022.

“Estoy motivado desde que empecé a estar en el sondeo de la selección. Aún tengo ganas de seguir aprendiendo, de seguir creciendo y un día estar ahí. Estoy con la confianza al 1000%. Si no es en este Mundial, será en las próximas Eliminatorias, pero yo me tengo fe de que voy a terminar jugando en la selección. Y si no se me da, voy a estar tranquilo y orgulloso de que hice todo lo que pude y que si no llegué es porque hay gente que es mejor que yo”, aseguró.

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