Harold Mayne-Nicholls revela cómo empezó a dudar de Roberto Rojas. Hace 30 años, tuvo que enfrentar varios cuestionamientos. Incluso provenientes de amigos de toda la vida que creían fervientemente en la versión del arquero. El Cóndor aseguraba que la bengala que cayó sobre el campo de juego del Maracaná, durante el partido entre Brasil y Chile, por las Eliminatorias para Italia 90, le había impactado. Por esa razón, la Roj se retiró de la cancha, lo que desencadenó la dura sanción de la FIFA. Muchos meses después, en una entrevista a La Tercera, vendría a reconocer la farsa. Sin embargo, el periodista y actual vicepresidente de Blanco y Negro y el también comunicador Marco Antonio Cumsille siempre dudaron. Juntos publicaron El Caso Rojas: un engaño mundial. En el libro graficaron las inconsistencias entre el relato del guardameta y lo que realmente sucedió en esa fatídica noche del 3 de septiembre de 1989 en Río de Janeiro, en el partido que dirigió el juez argentino Juan Carlos Loustau.
Mayne-Nicholls relata a La Tercera cómo se fue formando la convicción de que se trataba de un montaje. "La historia misma fue entregando los antecedentes. Cuando pasa esto, yo estaba en Europa. El día lunes se le asignaba el triunfo a Chile por la agresión; al día martes ya se sabía que era muy extraño. Fuimos recolectando antecedentes que llevaron la conclusión de que había acciones nuestras. El primer antecedente de una suma fue que allá ya se sabia que esto había sido extraño", explica.
Dos elementos fueron determinantes para reforzar la incredulidad acerca del relato de Rojas. "La foto de Ricardo Alfieri fue clave y también las contradicciones en las que empezó a caer Roberto. No me acuerdo exactamente de los momentos, pero empezó todo a darse vuelta. En Chile había un sentimiento en favor de Roberto, una tendencia a creerle, pero los hechos demostraban que era muy frágil. A mí me pasó que amigos de toda la vida me decían que cómo dudaba, Yo ya tenía una convicción", dice.
El ex presidente de la ANFP recuerda que ni Cumsille ni él se amedrentaron con la presión externa. "Ni al Toño ni a mi nos nos incomodó que la gente no nos creyera. Sentimos ese rechazo. Amigos, periodistas, que nos decían que era un acto contra la patria. Era el 89, un momento bien delicado para el país, pero el convencimiento que teníamos era absoluto. La foto de Alfieri era demasiado categórica como para poner en duda nuestra versión. Esa foto generó el convencimiento de todo el mundo de que era imposible que la bengala golpeara a Roberto Rojas. La foto a la que me refiero es cuando está Roberto, de pie, a la entrada del área grande y la bengala a distancia. Esa foto nos convenció", recuerda.
La investigación fue profunda. "Hablamos con todos los dirigentes de la ANFP de la época, con todos los que pudimos del cuerpo técnico. Fuimos a la casa de Roberto y lo entrevistamos. Estuve en Italia y hablé con Blatter y Miguel Galán, entre otros. Intentamos reunir la máxima información posible. Rojas siempre mantuvo su discurso inalterable, tranquilo. Nunca nos dio pistas. En mayo creo que lo publicó La Tercera. A esas alturas, nosotros ya habíamos publicado el libro", insiste.
Contexto clave
La FIFA atendió argumentos parecidos. "Para la FIFA fue súper importante la foto de Alfieri. También el informe médico, que consignaba varios cortes. El de la FIFA decía que una bengala no producía cortes. La desaparición de los guantes fue inexplicable para la FIFA, también", rememora Mayne-Nicholls.
Entre los autores del Caso Rojas y el ente rector del fútbol mundial no hubo comunicación. "En el marco de la investigación, la FIFA no se contacta con nosotros. Pero yo fui a Suiza y a Roma.
En Roma entrevistan a Roberto y le piden que se retracte y él dice que no. Ahí lo castigan. Después del castigo me fui a Suiza y conseguí más información en FIFA, en diciembre", dice el periodista.
El actual dirigente albo intenta encontrar una explicación a la decisión de los responsables del Maracanazo rojo. "Esto responde al momento que vivía el país. Había empezado en la frase de Santibáñez en los 70 de que el fútbol no se gana solo en la cancha. Se instala el ganar a cualquier precio. Esto no responde a un tema de último minuto, sino a una concepción cultural de cómo ir logrando los objetivos. El país vivía un ambiente muy crispado, estaba en los últimos años de la dictadura. Había que ganar como fuera. No hubo control sobre las conductas. La disciplina se diluyó. Por lo que se vivía en el país, se termina validando el 'ganar como fuera'. Hubo muchos que no se comportaron y no pasaba nada. Para el 79 pasó lo de la falsificación de los pasaportes y a quienes tomaron la decisión no les pasó nada. Había mucha impunidad ", concluye.
Finalmente, refleja decepción por la forma en que Rojas terminó dilapidando sus condiciones. "Como futbolista fue uno de los mejores arqueros y futbolistas de nuestra historia. Un tipo excepcional en la cancha. Me hubiese gustado que su comportamiento y responsabilidad hubiesen sido distintos. Fue decepcionante, sobre todo para los que lo vimos crecer. Yo cubría Colo Colo cuando él le fue quitando el puesto a un ídolo como Mario Osbén y terminó siendo el capitán de la selección. Por eso, quizás, todo resultó más doloroso", admite.