Participar en estos Juegos Parapanamericanos fue una experiencia única que voy a recordar por siempre. Competir de local fue muy bonito. Cada vez que salía un chileno a nadar el estadio rugía. Nunca imaginé que iba a tener un impacto tan grande, la verdad fue algo hermoso.
Mis inicios en la natación fue por rehabilitación en Teletón. Estuve muchos años en piscina. Todo esto porque nací con una malformación congénita del brazo derecho. Lo hacía para fortalecer ambos lados de mi cuerpo. Ahí partí, desde pequeña. En algún tiempo, marzo del próximo año, ya cumplo nueve años en el alto rendimiento. A la edad de 13 comencé a competir por Chile y ahora tengo 21. Era bastante pequeña.
Me di cuenta que podía competir por como era en el día a día. En el colegio siempre me ponían algunos “pero” a la hora de hacer actividades y yo decía que no, que sí podía. Eso me impulso a continuar. Yo sabía que podía llegar lejos. Desde chica mis padres me inculcaron el no rendirme. El seguir firme con mis cosas. Siempre supe que podía lograr lo que quisiera.
Ser deportista en Chile es complejo. Con mucho trabajo y disciplina, creo yo, siempre se pueden lograr las cosas. Así me ha tocado vivirlo. Para poder ir a torneos y hacer sparring con buenos atletas he tenido que hacer rifas. A veces los fines de semana estaba de cabeza haciendo productos artesanales, como pastelitos, alfajores, cuchuflis, cosas así. Es difícil, sí, pero con las cosas claras, puede luchar y conseguir.
Las oportunidades las conseguí por Teletón. Ingresé pequeña y todos mis talleres y rehabilitaciones fueron ahí. Entonces gracias a ellos estoy en lo que amo, que es la natación. En esto se dejan muchas cosas de lado. A mi me pasaba en el colegio que mis compañeras me invitaban a cumpleaños y tenía que decir que no. Mi vida es en base a la natación. Soy feliz en lo que hago. Siempre he dicho que el momento es ahora, después “pasa la vieja”. Con una familia que te apoye y amigos se hace mucho mejor.
El apoyo familiar es fundamental. Son ellos los que están en el proceso. Quienes te ven cuando estás feliz o cuando estás mal. Los que te alientan cuando ven que el objetivo está cerca. Dan una inyección de energía.
Este año viví un proceso que me marcó. En mayo fui a una competencia en Berlín, Alemania, a buscar una marca para lo que sería mi segundo mundial. No pude conseguir esa marca. Quedé a 40 centésimas y fueron muchas emociones. Frustración después de mucho esfuerzo y no lograrlo. Pero me pude mantener firme. No solté la mano de mi entrenador ni de mi equipo y logré lo que hice en estos Juegos Parapanamericanos, que fue poder poder subirme al podio y lograr un bronce.
El siguiente paso tras Santiago 2023 es que aparezcan nuevas generaciones en todos los deportes. Ahora que fueron los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos debemos aprovechar la infraestructura que quedó y hacer cursos o talleres para que la gente que quiera hacer deporte aproveche la instancia para entrar a este mundo que es muy bonito.