Tenía 17 años cuándo comenzó su carrera en Universidad de Chile. Y su debut como profesional se concretó dos años después, en el día de su cumpleaños 19: el 23 de julio del 2006.
Pero el tiempo no perdona. Y tras un 2022 sin la regularidad que deseaba y sin encontrar espacios en la oncena de Mauricio Pellegrino, Felipe Seymour decidió colgar sus botines. “Después de un tiempo de reflexión y después de 17 años de una hermosa carrera, de la que estoy muy agradecido, pongo fin al fútbol”, sentencia el volante en las redes sociales del Romántico Viajero.
Y su despedida se producirá esta tarde, cuando los laicos reciban a O’Higgins en el estadio Santa Laura y busquen seguir avanzando en Copa Chile. Allí el nacido en Lo Espejo recibirá una camiseta enmarcada de parte de los dirigentes de la concesionaria estudiantil y se le agradecerá todo lo que le entregó a la institución por los altoparlantes del recinto ubicado en Independencia.
La idea es que el público presente lo ovaciones por algunos instantes y el ahora exfutbolista pueda retribuir el cariño de la gente en vivo y en directo. “Es un momento en que quiero agradecer a cada uno de los hinchas y a esta institución hermosa que me dio la posibilidad de cumplir mi sueño y vivir los mejores momentos en mi carrera, momentos que nunca imaginé”, agrega el hombre que dio tres vueltas olímpicas con la camiseta de sus amores (Apertura 2009, Apertura 2011 y Clausura 2017).
Lamentablemente, Seymour no podrá despedirse en cancha como le hubiese gustado y para los registros quedará que su último encuentro con los colores azules fue el 5 de noviembre pasado, cuándo la U cayó derrotada por Cobresal por 4-3.
“Hubo muchos momentos difíciles, pero siempre di mi cien por ciento y quise lo mejor para este club. Me despido iniciando esta hermosa carrera en mi casa y terminándola en mi casa. Me retiro del fútbol, pero jamás me retiraré de la U, es un amor único. Gracias por el cariño”, sentencia el deportista que también pasó por Genoa, Catania, Chievo Verona y Spezia en Italia, Cruzeiro y Vasco da Gama en Brasil, La Calera, O’Higgins y Unión Española.
Y para cerrar su adiós, concluye: “Cierro este ciclo feliz y orgulloso de haber vestido y defendido los colores de mi país, de saber que siempre defendí cada camiseta con el mismo respeto y profesionalismo, que siempre busqué dar todo de mi en cada entrenamiento y partido. Viví el fútbol desde la competencia y la exigencia y traté siempre de ser un buen compañero y una buena persona. Espero no haberle fallado a nadie como tal”.