“Me sentí humillado; me sentí violentado”: el relato del técnico agredido por el padre de Nicolás Castillo

Luis Humberto Castillo
Luis Humberto, papá de Nicolás Castillo, se enfrascó en una pelea en el Santa Laura.

Matías Garrido repasa la jornada en la que recibió golpes de Luis, progenitor del delantero de la UC, mientras se disputaba el duelo ante la U. El registro fue masificado en redes sociales. En conversación con El Deportivo, el agredido avisa que interpuso acciones legales.



Luis Castillo, el padre de Nicolás, perdió el control. En la caída frente a Universidad de Chile, el progenitor del atacante protagonizó una pelea en las tribunas del Santa Laura. De hecho, un registro masificado en redes sociales permite apreciar cómo se enfrasca en una discusión con otro hincha, que terminó siendo entrenador de fútbol. Primero, le propina un manotazo en la nuca, mientras que después le pega un fuerte puñetazo.

El video rápidamente se viralizó. Y, de inmediato, los fanáticos reconocieron al agresor como el padre de Nicolás Castillo. El futbolista también tuvo un clásico caliente: golpeó la cámara de la transmisión oficial y buscó constantemente la disputa con los jugadores de Universidad de Chile.

En contacto con El Deportivo, Matías Garrido, el agredido por el padre de Nicolás Castillo, entrega su versión. De profesión técnico, por pasos por Rengo, Transandino, entre otros elencos de la Segunda División, el estratega de 26 años detalla una jornada que no recuerda con gratitud.

“¿Cómo fui al estadio? Tengo una credencial que me acredita para ir a los estadios. Recurrentemente voy a ver fútbol, voy a todas las canchas. Voy porque me gusta, porque soy entrenador y porque tengo que ver fútbol. No soy hincha de la U”, comienza diciendo.

Luego, Garrido detalla el momento de la agresión. “En el segundo gol de la U llamo a mi sobrino por videollamada para comunicarle el gol de la U. La tele va media atrasada, entonces quería contárselo. Después lo vuelvo a llamar como cinco o seis minutos después para preguntarle cuánto tiempo quedaba. Lo hice porque no fui en camioneta y quería salir cinco minutos antes para evitarme todo el tumulto de la salida”, revela.

En ese momento, según advierte, el padre de Nicolás Castillo lo increpó. “Después de esa segunda llamada, me pesca el pantalón y empieza a tironearme. Me dice que me vaya, que me vaya nomás”, dice Garrido. “Le pregunto las razones por las que me tenía que ir. Le expliqué que era técnico y que estaba viendo fútbol”. complementa. El padre del futbolista siguió increpándolo: “De ahí empezó a decirme que me tenía que ir, que yo no tenía nada que hacer ahí. Yo creo que él asumió que yo era de la U. Discutimos, él se para y me agrede de esa forma en la que se ve en el video. Él estaba con su señora. Yo la miré dos veces y ella solo agachó la cabeza, no dijo nada”, revela. “Nunca grité un gol, nunca celebré nada. Solo estaba viendo fútbol”, insiste.

Una vez consumada la agresión, el público de Universidad Católica se manifestó contra el padre del delantero. El entrenador decidió retirarse a los pocos minutos del Santa Laura. “Me da ese golpe y la gente de la Católica lo empezó a increpar. Nadie entendía la razón de los golpes. Me empezaron a apoyar y ahí se calmó un poco. Yo me fui a los pocos minutos del estadio. Nunca supe que era el papá de Castillo, solo me enteré por las redes sociales”, explica.

Más en frío, Garrido repasa la situación. Avisa que presentó una denuncia en la justicia. “Pensé dos cosas que me ayudaron a no enfrascarme a golpes. Si yo reaccionaba, claramente podría haber quedado la embarrada. Me tomaban preso y me culpaban por delitos. No me considero una persona pública, pero sí me soy entrenador profesional y nosotros estamos llamados a dar el ejemplo. Si yo lo golpeaba, me ponía agresivo, la situación no hubiese ayudado en nada. Me contuve. Dirán que me pegaron, que no hice nada, pero yo debo ser un ejemplo y no incitar a la violencia”, señala.

Para cerrar, avisa los pasos legales que tomará. “Puse la denuncia porque no quiero que esto vuelva a ocurrir nunca más. Fui a constatar lesiones para tomar acciones legales. Esto le puede pasar a un abuelo, a un joven. Esto no puede volver a ocurrir, independiente del color del equipo. Me siento humillado, me siento violentado”, cierra.

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