Fernando González se define como un hombre de hípica, una pasión que tuvo desde muy joven, pero que una vez retirado del tenis, comenzó a desarrollar con mayor esmero.
Y tal como lo hizo con la raqueta, hoy el Bombardero de La Reina se consagra en esta nueva faceta, donde gracias a Leitone, un caballo comprado en un remate, ha logrado hacerse un nombre en el competitivo mundo del Turf.
El ejemplar, del que poco se esperaba, se terminó convirtiendo en una mina de oro. "Me pasó lo que todos buscan que les pase, con un caballo no tan caro poder ganar un par de carreras importantes. Además, llevaba poco tiempo en la hípica", afirma el triple medallista olímpico.
"Fuimos a ese remate, en el que los precios no eran tan excesivos, a pesar de que todos los años sacan un caballo bueno. Pagamos una cifra módica. Todavía recuerdo ese día, el 26 de julio de 2016", recuerda Roberto San Miguel, uno de los socios.
El nombre del caballo fue en honor a Óscar Leighton, un amigo del grupo. "Queríamos ponerle Leighton, pero cuando fuimos a inscribirlo nos dijeron que podíamos tener problemas si alguien se sentía ofendido. Así que al final le pusimos Leitone, recordando al relator Jaime Canales, que siempre le agregaba una 'e' a los nombres", explica San Miguel, quien es ingeniero y comunicador.
El caballo estuvo cerca de morir, luego de que enterrara un tubo de fierro en el pecho. En ese entonces, el caballo no mostraba ninguna condición que invitara a creer que fuera un gran campeón.
Fue mejorando en los ejercicios matinales y el preparador empezó a notar que tenía condiciones. De hecho, en su primera competencia ganó. Luego, la gloria: ganó el Dos mil guineas y El Derby, dos de los clásicos más prestigiosos del país y que se disputan en arena y pasto, respectivamente.
En las ocho carreras que participó, el ejemplar consiguió casi $ 150 millones en premios, beneficiado por un característica poco común: ser competitivo en pasto y en arena. De hecho, esta cualidad despertó interés de Estados Unidos y, por intermedio de José Santos, el mejor jinete chileno de la historia, Leitone se vendió en una cifra importante, multiplicando por 50 veces su precio inicial. A lo que hay que añadir lo que fue facturando por victorias. "Nunca pensamos que estábamos ante un caballo de élite", añade San Miguel.
González, además, relata que el vínculo afectivo con el ejemplar es potente y que se mantiene a pesar de la distancia. "Fui a dejarlo al aeropuerto y cada vez que voy a Miami, lo paso a ver. Ha sido un lazo muy bonito".
Incluso, como prueba del agradecimiento hacia el animal, el grupo de amigos y socios prepara un libro sobre la historia de Leitone, a cargo de Nelson Flores, en el que se relata el increíble camino que recorrió para llegar al primer mundo hípico.