Desde que Argentina se consagró como campeón del mundo, el recuerdo de Diego Maradona ha estado presente. En rigor, desde antes. En las gradas, en las calles y hasta en el vestuario del equipo de Lionel Scaloni se entonaba un cántico que unía a la leyenda con Lionel Messi, la gran figura del combinado actual, quien lidera el contingente que ya está en Buenos Aires celebrando la conquista de la Copa del Mundo, la tercera de los transandinos en la historia.

En medio del ajetreo, que raya con la locura, Messi se toma el tiempo para reflexionar. Y para repasar algunos acontecimientos de su carrera y de su vida que lo llevaron a alcanzar la gloria máxima.

De Grandoli hasta el Mundial de Qatar pasaron casi 30 años. Fueron cerca de tres décadas en las que la pelota me dio muchas alegrías y también algunas tristezas. Siempre tuve el sueño de ser Campeón del Mundo y no quería dejar de intentarlo, aún sabiendo que quizá nunca se daría”, resume, respecto del trayecto personal hacia el logro.

La mención al Diez

Messi comparte el logro con todas las generaciones de futbolistas que antecedieron a la actual. “Esta Copa que conseguimos es también de todos los que no la lograron en los anteriores Mundiales que jugamos, como en 2014 en Brasil, dónde la merecían todos por cómo lucharon hasta la misma final, trabajaron duro y la deseaban tanto como yo… Y la merecimos incluso en esa maldita final”, recordó, respecto, por ejemplo, de la final que la Albiceleste perdió ante Alemania, en Brasil 2014.

Es en ese momento en que se acuerda de Maradona. “También es del Diego que nos alentó desde el cielo”, resalta, recordando al técnico que lo respaldó en Sudáfrica 2010 y que lo blindó como figura del equipo transandino.

Los últimos pasajes de la reflexión del astro del PSG también están llenos de agradecimiento y de generosidad a la hora de compartir el logro. “Y de todos los que se la pasaron bancando siempre a la Selección sin mirar tanto el resultado sino las ganas que siempre le metíamos, también cuando no nos salían las cosas como queríamos”, destaca.

La última mención, y probablemente la más significativa, es para el batallón que le correspondió liderar y que, en todo momento, se cuadró detrás suyo. “Y por supuesto, es de todo este grupo hermoso que se formó y del cuerpo técnico y toda la gente de la selección que siendo anónimos trabajan día y noche para hacérnosla más fácil. Muchas veces el fracaso es parte del camino y del aprendizaje y sin las decepciones es imposible que lleguen los éxitos”, escribe. “¡Muchas gracias de corazón! ¡¡¡Vamos Argentina!!!”, concluye.

Sigue en El Deportivo