La historia de Lionel Messi con Argentina parece estar marcada por el sufrimiento. A las tres finales perdidas de forma consecutiva, ahora la Pulga sumó un nuevo capítulo de tristeza a su palmarés: un debut para el olvido en Rusia 2018, que incluyó, para colmo, un penal atajado. Todo mal para el crack transandino.

El inicio fue auspicioso. El delantero se veía bien, movedizo y rápido. Cada vez que el balón pasaba por sus pies la Albiceleste se desahogaba y generaba peligro. Pese a la férrea marca de los Vikingos, el 10 se las arreglaba para encontrar espacios y complicar a la zaga europea.

Sin embargo, luego del raudo empate conseguido por los islandeses, la estrella comenzó a diluirse, al igual que el resto de sus compañeros. Aquel mazazo puso más presión sobre sus hombros y se notó. Messi sabe muy bien que si Argentina no gana, la crítica se ensañará con él.

El crack sintió el peso de la responsabilidad y pecó de individualismo, sobre todo en la segunda parte. Ansioso por poner en ventaja a su equipo, dejó de asociarse como en los primeros minutos. Remató al arco en un par de ocasiones, pero no estuvo tan fino como en otras ocasiones.

Sin ir más lejos, desperdició la mejor opción que tuvo el conjunto dirigido por Jorge Sampaoli de estrenarse con un triunfo. Por tercera vez, falló un penal defendiendo a su país. Su disparo fue atajado por el arquero Hannes Halldorsson, quien le robó todo el protagonismo al goleador del Barcelona, que tal vez esté disputando su último Mundial.

Se echó la culpa

Dolido, pero dando la cara, el mejor jugador del mundo no eludió a los periodistas y se echó la culpa por el opaco estreno de Argentina ante la debutante Islandia.

"Me siento responsable por no habernos llevado los tres puntos. Estaba muerto después del penal, pero ahora esto nos tiene que hacer más fuertes", reconoció la Pulga.

"Haber convertido el penal nos hubiera dado tranquilidad. Era hacer el gol en el momento justo. Lo decidí en el momento. Quise tirarlo a ese palo, pero me salió a media altura", lamentó el capitán. Messi fue autocrítico y aunque destacó el juego de su selección, advirtió que tienen que ser capaces de abrir defensas tan cerradas como la vikinga: "El penal hubiera hecho que ellos se abrieran y hubiera cambiado todo. Hicimos cosas buenas y otras no tanto. Lo bueno es que manejamos la pelota; siempre la tuvimos nosotros y la movimos bien de un lado a otro. Lo malo es que no encontramos los espacios entre líneas y también nos costó entrar por los costados".

Pese al amargo debut, evitó dramatizar con el resultado. "Nos vamos tranquilos. No hay que volverse locos. Con bronca y dolidos, porque merecimos ganar y esos tres puntos nos hubieran dado más tranquilidad todavía. La idea sigue siendo la misma: ganar los dos partidos que vienen. Ahora toca Croacia y será igual de difícil", advirtió.

Por su parte, Sampaoli optó por respaldar a su figura. "Evaluar el rendimiento de Leo es muy difícil, porque fue un partido muy incómodo. Islandia estuvo metida en su campo, rodeándolo y tapándole los perfiles, pero Leo tuvo mucho interés por que Argentina gane. Me deja tranquilo saber que su compromiso está intacto", valoró.