Michael Clark parte su alocución en la presentación del técnico de Universidad de Chile, Santiago Escobar, dando explicaciones. La conferencia de prensa se ha retrasado un par de horas, aunque la responsabilidad no le cabe, en absoluto a Azul Azul: un desperfecto mantiene sin internet en ese lapso al sector de La Cisterna en que está emplazado el CDA. El timonel azul da por superado el percance, aunque no terminará de hacer aclaraciones.
Las más importantes, en todo caso, van por otro lado. Clark aprovecha una de las escasas apariciones públicas que ha tenido desde que asumió la testera de la concesionaria que administra a los laicos para esclarecer una de las grandes dudas que flotan en el ambiente desde que Carlos Heller trapasó el paquete accionario que tenía en sus manos: quiénes son los nuevos dueños de la U.
El actual timonel dice que le extrañan los cuestionamientos. “Con el tema de quienes son los dueños de Azul Azul nos sorprende que todavía queden algunas dudas. Hemos dicho quienes son los dueños. El porcentaje de Heller fue adquirido a través de un fondo, en un proceso normado. En ese proceso de compra se puso a disposición de la ciudadanía un prospecto que hasta hoy está en la página del club. Ahí se detalla, con nombre, apellido y rut quienes son los propietarios. Cuando se compra el porcentaje accionario que estaba a la venta se establecieron ciertas cláusulas donde establecimos, como fondo, que no había representantes, ni gente ligada al fútbol. Esta posverdad no tiene ningún asidero”, enfatiza.
También avala las pretensiones de la llegada de los inversionistas. “Mucho se ha hablado que venimos a hacer una pasada, que no somos de la U y no es así. Venimos a hacer un trabajo serio. No nos gustaba cómo estábamos viendo a la U, veíamos señales no muy buenas de cómo se estaban tomando decisiones. Han pasado 15 técnicos y daba la sensación que se estaba improvisando. Creemos que tenemos herramientas para darle valor”, plantea.
Las partidas de Larrivey y Arias
Otra de las materias que debió contestar el presidente laico fue la partida de dos de los principales referentes de la U en la última campaña: Ramón Arias y Joaquín Larrivey. Fue, de hecho, la temática que más tiempo le consumió. Sin embargo, se esforzó por dejar claridad respecto de las razones que terminaron alejando a ambos jugadores.
“Creemos que los clubes se deben administrar de la manera más profesional posible. Es la manera que crezcan. Los contratos o las renovaciones se deben discutir al final de la temporada y en su mérito, se debe ver qué jugadores deben ser renovados o no. Se nos hizo presente la renovación de Larrivey y Arias. Si bien no estábamos de acuerdo en hablar, tuvimos la consideración de hacer una excepción y hacerles una oferta. Son ofertas que a mi juicio eran buenas, que significaron hacer un esfuerzo importante. He leído por ahí que estábamos bajando las condiciones y no es así. No fueron aceptadas. Si hubiesen sido afectadas, esos jugadores serían parte del plantel 2022. Esos son los hechos. Si no fueron renovados, desde el punto de vista técnico, se determinó que esos jugadores no siguieran”, planteó en primera instancia.
Más tarde, insistiría en relación a la cronología de situaciones que llevó a que ambos jugadores partieran del club. “El minuto para hacer evaluaciones serias es a final de año y no antes. Los torneos son largos y se debe evaluar esto como un todo. Nosotros estuvimos dispuestos a hacer una excepción a esa regla. A ambos se les hicieron ofertas, que al club le significaban un esfuerzo importante. Si hubiesen sido aceptadas, serían parte del plantel 2022. Al final del año se hizo una evaluación y se concluyó que lo mejor era que no siguieran. Acá lo importante es del club. Si desde el punto de vista técnico se toma la decisión de que un jugador no siga porque es lo mejor para el club, esa es la decisión que se toma”, manifestó.