Van 48 encuentros ya con la implementación de la nueva tecnología del VAR. El desafío de mis colegas en este Mundial. Y pese a lo que cantan la mayoría de los analistas, el arbitraje sigue al debe. Por ahora, decepcionante.
Los resultados, en general, han sido bastante pobres. En especial para los jueces de Sudamérica, quienes, con sus actuaciones, han evidenciado falta de carácter y poco apego a las nuevas normas y al protocolo que impuso la FIFA para este torneo.
En este ítem hay que destacar al colombiano Wilmar Roldán, quien, en el encuentro entre Túnez e Inglaterra, ignoró la intervención del VAR. Situción similar a la que protagonizó el polaco Szymon Marciniak, que desestimó revisar un penal con el nuevo sistema. Lo propio hizo el alemán Felix Brych, que, en el Suiza-Serbia, prefirió no revisar una clara infracción penal.
A esto se agrega la actuación del paraguayo Enrique Cáceres, quien, incluso después de consultar la asistencia de video, no tuvo el coraje para expulsar a Cristiano Ronaldo. La situación es grave, si se considera que, antes, ya había fallado en el duelo entre Rusia y Egipto, cuando sancionó fuera del área una falta que era claro penal.
También hubo sorpresas. Como la designación para un segundo partido del representante de Zambia, Janny Zikazwe, quien, en su primer duelo (Bélgica vs. Panamá) amonestó a ocho jugadores. Una muestra de que sabe la regla al pie de la letra, pero que posee cero sentido futbolístico.
Otro con problemas de personalidad fue el turco Cuneyt Cakir. El juez permitió a Mascherano jugar con la cara ensangrentada ante Nigeria y no expulsó de la banca a Sampaoli por su conducta impropia de un Mundial.
En Norteamérica, decepcionó la labor del mexicano César Ramos. En el compromiso entre Brasil y Suiza, no respetó el protocolo de la utilización del VAR en el empate suizo, que se produjo después de una clara infracción.
Los asistentes, en tanto, tampoco lo han hecho mejor. Y parecen haber dejado a la tecnología la resolución de las jugadas más dudosas.
Finalmente, dos conceptos para Julio Bascuñán. El chileno tiene apenas cuatro apariciones como cuarto árbitro y ninguna como central. Lamentable, pues de los 35 árbitros (34 nacionalidades), apenas siete no han conducido ningún encuentro. Esto demuestra el poco peso de la dirigencia arbitral chilena en la Conmebol.