Ocho oros y 41 metales en los cálculos más optimistas. Se superaron por lejos las previsiones.
Bueno, en nuestro cálculo más optimista pensábamos en una cifra así. Pero eso es solo teoría. Las medallas se ganan y se pierden compitiendo. Así como fueron 50 pudieron ser un par más o varias menos, dependiendo de cada disciplina. Por eso no es necesario hacer proyecciones formales, ya que pueden distorsionar el análisis de lo que termina pasando.
¿Por qué Chile creció tanto de un Juego a otro?
Estamos cosechando el trabajo de muchos años. Ya lo vimos en Cochabamba, con grandes resultados, y ahora se confirmó a nivel panamericano, con la complejidad que implica. Desde 2010 que estamos trabajando en el Plan Olímpico, apoyados por el Estado, y en conjunto con las federaciones. Hemos mantenido nuestra estrategia y nuestras convicciones en el tiempo, y eso se nota. Y por supuesto que esto pasa porque tenemos grandes deportistas, que hacen grandes sacrificios para estar en el alto rendimiento.
¿Qué actuaciones lo dejaron más conforme?
Todas tienen su mérito, incluso si no obtuvieron medallas. Pero me gustó la de los primos Grimalt, lo del remo y lo de los deportes colectivos.
¿Lima dejó alta la vara para Santiago 2023?
Sin dudas. Fue una buena organización. Tuvo que ajustar muchas cosas contra el tiempo para sacar adelante los Juegos. Terminaron siendo un gran evento. Pero Santiago ya está en su fase de planificación, tuvimos gente en terreno acá viendo todo, y seguro va a ser positivo para lo que viene.
¿Qué conclusiones sacó?
Que el esfuerzo y talento de nuestros deportistas, sumado a un trabajo serio de quienes estamos fuera de la cancha, tiene sus premios.