La Eurocopa brinda un espectáculo desde lo futbolístico, pero desentona en lo extradeportivo. El certamen se ve empañado por una serie de hechos. El origen de la mayoría de estos se puede atribuir a las disputas geopolíticas de comienzos de los noventa, en el este del continente.
En el ítem de indisciplina y violencia, hay una selección que sobresale de las demás: Albania. Los hinchas del sureste balcánico han provocado un verdadero dolor de cabeza, tanto a la organización como a la federación de su país.
Luego de su caída en el estreno ante Italia, los fanáticos protagonizaron una múltiples peleas callejeras. Fue, de hecho, una batalla campal que contó con lanzamiento de sillas mesas y botellas. En la gresca también se vieron involucrados serbios e ingleses, y solo pudo ser detenida tras la intervención de la policía.
Esto no se quedó ahí y la Asociación Albanesa suma problemas por sus hinchas. Entre ellos destacan el lanzamiento de fuegos artificiales y bengalas, lanzamiento de objetos e invasión a la cancha, y la emisión de mensajes provocativos no aptos para un evento deportivo. Todo esto ante los italianos.
La situación, incluso, aumentó. Luego del empate ante Croacia sumaron ocho castigos disciplinarios por parte de la UEFA. Además, la federación acumula más de 90 mil dólares por multas debido a su comportamiento indebido.
La condena de Serbia y el castigo de Daku
En dicho duelo también se escucharon cánticos xenófobos. Ambas hinchadas se unieron para manifestarse contra Serbia: “Maten, maten al serbio”, se escuchaba decir, al unísono, desde las tribunas. Producto de su mala conducta, los croatas también recibieron una multa de casi 30 mil dólares.
Para Jovan Surbatovic, secretario general de la federación de fútbol serbia, la situación es grave. “Lo que sucedió es escandaloso y le pediremos sanciones a la UEFA, incluso con el costo de no seguir en la competencia. Le pediremos a la UEFA que castigue a las federaciones de ambos equipos. No queremos participar en eso, pero si la UEFA no los castiga decidiremos cómo proceder”, amenazó.
“Un insulto semejante para una nación, con cánticos diciendo que deben matar a sus hinchas, no se había visto en eventos deportivos por mucho tiempo”, expresó, además, la federación, a través de un comunicado.
Y claro que hubo castigos, los que incluso se extendieron para un jugador. Mirlind Daku fue suspendido por dos encuentros por la UEFA tras “incumplir los principios generales de conducta, por violar las reglas básicas de conducta decente, por utilizar eventos deportivos para manifestaciones de carácter no deportivo y por desacreditar el deporte del fúbtol”, según señaló el ente rector del balompié europeo.
¿Pero qué hizo? El atacante del Rubin Kazan, después del duelo ante Croacia, tomó un megáfono y se unión a corear las consignas que iban en contra de Serbia y Macedonia del Norte.
El jugador emitió un comunicado donde ofreció disculpas: “Perdón si ofendí a alguien después del partido contra Croacia. Seguiré trabajando con todo el equipo en nuestros sueños. Pedir perdón es de hombres y siento la obligación moral y profesional de hacerlo por todos aquellos que hayan sido heridos”, indicó en sus redes sociales.
Serbia, también apuntada
Serbia, que se encargó de denunciar y condenar los hechos, también está involucrada en una serie de conflictos. La UEFA acusó a la federación de dos delitos tras la derrota ante Inglaterra: lanzamiento de objetos y la transmisión de un mensaje provocativo “no apto para un evento deportivo”.
Esto último se relaciona a la exhibición de una bandera vinculada a un movimiento paramilitar que participó en una limpieza étnica durante las guerras yugoslavas.
El ente rector también inició una investigación sobre las acusaciones de jugadores ingleses, que aseguraron escuchar ruidos de mono en el partido. Por ende, se abrió una investigación disciplinaria “sobre un presunto comportamiento discriminatorio”.