Los deportistas de élite suelen estar en la palestra. Más allá de sus disciplinas de rigor, es común que se les asocie a ciertos pensamientos. O que sus figuras escapen de los márgenes del campo en que se desarrollan profesionalmente. No es ningún misterio que Diego Armando Maradona o Muhammad Alí se transformaron en personalidades culturales, ya sea por la devoción que generan o por su punto de vista en materias políticas.
En ese sentido, Pelé, el mejor futbolista del siglo XX, según la FIFA, vivió una cara opuesta. El astro brasileño pocas veces expresó su posición en temas sociales. Algo que le valió más de un cuestionamiento. A Edson Arantes do Nascimento se le apuntaba, también, por su cercanía con el ente rector del fútbol. Algo que lo diferenciaba de, por ejemplo, Maradona, quien solía dirigir sus dardos a los dirigentes del balompié.
Es común que las perspectivas de mundo que tienen las figuras se conozcan cuando llegan a la cúspide de su rendimiento. No obstante, el tricampeón del mundo prefirió mantener un perfil silencioso en ese aspecto. Un silencio que muchas veces lo complicó.
Pelé y la dictadura
El martes 31 de marzo de 1964, el presidente de Brasil João Goulart fue derrocado, iniciándose una dictadura militar que se extendió entre aquel año y 1985. En ese tiempo, pasaron cinco uniformados por el máximo cargo en el país. Como es de esperar, el fútbol fue un elemento aprovechado por la política. Tal como ocurrió en Argentina en 1978.
En aquel entonces, O Rei se elevaba como el máximo ídolo nacional. Tras el golpe que significó el Maracanazo de 1950, los títulos planetarios de 1958 y 1962 hicieron recuperar la esperanza a la gente de la nación de la samba, que comenzaban a posicionarse como una escuadra temible en los certámenes internacionales.
Pelé, la sensación, estaba en el momento más alto de su carrera. Salía de gira con su club, el Santos, haciendo exhibiciones por toda el orbe. No había futbolero alguno que no supiera quien era el 10 del Scratch. Sin embargo, aquella posición de referente máximo, nunca lo hizo tomar partido, pese a los complicados momentos que vivía su región.
En México 1970, el elenco comandado por Mario Zagallo en la banca y Edson Arantes en la cancha, conquistaba el mundo por tercera vez en su historia. Hasta hoy es catalogada, por muchos, como la mejor selección de todos los tiempos. El fútbol en estado puro desplegado en el césped del Estadio Azteca, en un ataque donde el astro era acompañado por Jairzinho, Gérson, Tostão y Rivelino. El mismo recinto que años más tarde vería al mejor Maradona y que el cantante Andrés Calamaro inmortalizaría en una canción.
Pero, en paralelo a la coronación, Brasil sufría. Las violaciones a los derechos humanos y el asesinato de opositores políticos era elementos que se acrecentaron cuando el regidor de la junta militar fue Emílio Garrastazu Médici. El mismo que recibió a los campeones cuando volvieron de Norteamérica. El mismo con que el que Pelé posó en más de una ocasión, para dolor de muchos compatriotas del ídolo.
El contacto entre el crack y el dictador inicia antes del 70. Médici, indicado como el más sanguinario de la dictadura, utilizaba el fútbol para limpiar su imagen. En el documental “Pelé”, de Netflix, estrenado en 2021, dan a conocer como el militar iba todos los domingos a Maracaná. En ese contexto, se reunió con Pelé luego de que el astro lograra su milésimo gol, lo que ocurrió en 1969.
“Me informaron que el presidente quería verme, para felicitarme, y yo fui. Nunca me forzaron para hacer nada”, expresaba al respecto.
Sobre su relación con la dictadura, en el metraje, el ídolo brasileño sostiene que: “Si yo dijera que no sabía de las torturas estaría mintiendo. Nos enteramos de muchas cosas, pero también sucedía que no teníamos certeza si era verdad o mentira. En Santos salíamos de gira por Europa y veíamos las noticias. ¿Cómo saber si era verdad o mentira?”, cuestionaba O Rei.
De todas formas, reconocía que: “Yo siempre tuve las puertas abiertas con los gobiernos. Todo el mundo lo sabe. Incluso en la época en que las cosas estaban muy mal. Siempre me buscaron para apoyar a gente de un lado u otro”.
Ministro en Brasil, la Ley Pelé y su relación con la FIFA
La actitud de Pelé con la política no variaría nunca. Cuando se acercaba el Mundial de Brasil 2014 y la gente protestaba contra el gobierno de Dilma Rousseff, el exfutbolista salió al paso para pedir orden en los momentos en que se dispute la Copa del Mundo. “No podemos mezclar al fútbol con estas situaciones. Este deporte promovió a Brasil en el mundo y le dio alegría a su gente. La corrupción, los problemas y las denuncias nada tienen que ver con nuestra selección”, declaró en la previa del certamen.
Pocas veces no fue de sonrisas, pero tuvo algunos desaires. Uno fue con su compatriota Joao Havelange, mandamás de la FIFA entre 1974 y 1998. Pelé acusó de corrupción a Ricardo Teixeira, presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol en 1989 y 2012, quien era yerno del otrora nadador, lo que le valió romper su relación de cuatro decenios. Cuando esto ocurrió, Edson Arantes do Nascimento de desempeñaba como Ministro de Deportes en Brasil, un cargo que ocupó por casi tres años, durante la presidencia de Fernando Henrique Cardoso.
En su período incursionando en la política promulgó la “Ley Pelé”. Un estatuto que mejoraba las condiciones laborales de los futbolistas, que tendrían mayor incidencia en sus contratos y le quitaba poder a la CBF.
Sacando sus disputas con Havelange y Teixeira, con quien luego arreglaría sus rencillas, llegando a darle apoyo dos décadas después, Pelé jamás fue crítico con las gestiones siempre cuestionadas de la FIFA. Sin ir más lejos, en medio del escandalo del FBI, se refirió en buenos términos al expresidente del ente rector, Joseph Blatter. “Yo estaba a favor de su reelección, hacía falta un tipo experto”, fueron sus dichos.
Las afirmaciones no fueron bien recibidas por todos. Por ejemplo, Romario lo contradijo con una de las frases más emblemáticas y que, quizás, mejor representan la relación del fallecido astro con el mundo de la política. “Pelé callado es un poeta”, indicaba el exdelantero.
Luego de la renuncia del dirigente suizo, Pelé volvió al saltar al paso, nuevamente sin profundizar al respecto. “Nos toma a todos por sorpresa (...) Para organizar cualquier cosa necesitas tener gente buena y yo quiero ver al fútbol unir personas, detener guerras. Esa es mi posición, porque eso es lo que hace el fútbol, unir a la gente”, decía.
En sus últimos años, el máximo ídolo del Santos tuvo algunos acercamientos con Jair Bolsonaro. Cuando el mandatario fue electo en 2018, el astro del fútbol aseveró no haber ejercido su derecho a sufragio, pero le deseó un buen gobierno. “No voté porque estaba fuera del país, pero creo que fue bien elegido. Tenemos que darle apoyo para que todo salga bien”, declaró.
Dos años después, cuando las criticas contra político de derecha estaban en un momento álgido, Pelé le envió una camiseta autografiada como obsequio. “Al presidente Bolsonaro, con un abrazo, Edson Pelé”, decía la casaca del Santos.