A comienzos del presente siglo, Minnesota vivió sus mejores años en la NBA. De la mano del denominado Big Three, integrado por Kevin Garnett, Sam Cassell y Latrell Sprewell, la franquicia que aterrizara en la liga en 1989 amenazó seriamente el reinado de los Lakers y los Spurs en el Oeste. Pese a que nunca llegaron a disputar una final de conferencia, puesto que siempre se toparon con los todopoderosos Duncan, Paker Bryant y O'Neal, lo cierto es que aquellos Timberwolves dejaron una huella indeleble entre sus fanáticos y con un gusto a poco a los expertos, que acabaron dudando del carácter de esa plantilla.
La partida de Garnett en 2007 rumbo a Boston, donde por fin acabaría coronándose campeón de la NBA tras varios años de intento, condenaron a la franquicia rápidamente al fondo del Oeste. La ausencia de una megaestrella hizo que todos quisieran evitar Minnesota como un destino predilecto. Para colmo, las selecciones del Draft, que podían devolverles de algún modo la magia a la ciudad, fracasaban rápidamente.
Sin embargo, la malaria comenzó a apagarse con la llegada en 2015 del novato Karl-Anthony Towns. Alrededor del centro proveniente de la universidad de Kentucky, los Timberwolves sí vieron la chance real de reconstruir aquellos promisorios años de Garnett y compañía. Sus primeros tiempos fueron dominantes desde el punto de vista ofensivo, pero faltaba mejorar su defensa y sobre todo rodearlo de buenos compañeros, especiamente en el perímetro.
Así entonces la directiva puso en marcha el plan más difícil: convencer a una megaestrella de recalar en Minnesota. Y con la billetera llena, consiguieron arrimar a Jimmy Butler, la mejor figura de Chicago en los últimos años. El escolta sin duda que sería de gran ayuda en este nuevo proyecto. Pero no se detuvieron ahí y rápidamente consiguieron firmar al base Jeff Teague, proveniente de Atlanta, otro de los hombres más buscados en la agencia libre. Para cerrar el fichaje perimetral, consiguieron el concurso del veterano Jamal Crawford, uno de los mejores sexto hombre de la liga.
Había que ver entonces cómo el coach Tom Thibodeau, un obsesivo de la defensa, podía echar a andar este nuevo modelo. Afortunadamente para los fanáticos, rápidamente se vieron los resultados. Por sorpresa, pasada la mitad de la campaña, se ubican cuartos en el Oeste, sólo por detrás de los todopoderosos Warriors, Rockets y Spurs. Los Timberwolves ganaron 10 de sus primeros 15 juegos esta temporada para el mejor comienzo que han tenido desde la campaña 2004-2005 -la última vez que terminaron con un récord ganador-. Hoy nadie duda de que terminarán con marca positiva, sino que además serán un contendiente en los playoffs. Al fin, Minnesota vuelve a soñar. Habrá que ver hasta cuándo dura la ilusión.