El Manchester United venció al Young Boys por la Champions League. Sin Alexis Sánchez, quien ni siquiera estuvo en la convocatoria para el encuentro, y con un agónico gol de Fellaini, en el primer minuto adicional.

Para José Mourinho, la victoria constituye una válvula de escape. Más aún por lo angustiosa que terminó siendo, considerando que el rival estaba lejos, al menos en teoría, de representar una dificultad importante.

Por eso, quizás, se entienda el alocado festejo del entrenador luso. El que pagó las consecuencias fue el canasto con bebidas isotónicas que estaba al borde de la  cancha. Mou pateó las botellas y luego la lanzó, en una clara muestra del estresante momento que atraviesa en los Diablos Rojos.