Constanza Palma es un fija en las nóminas de las Diablas. Su presencia en cancha, clavada en el mediocampo, es vital para el buen juego que ha adquirido la ascendente seleción chilena de hockey césped, donde ella es uno de los motores.

Con presencia desde hace ocho años en la Selección, ha visto en primera persona la evolución que ha tenido el equipo, que consiguió el bronce en los Juegos Suramericanos de Cochabamba.

Esta estudiante de Ingeniería Comercial en la U. Adolfo Ibáñez con mención en Finanzas, sólo respira hockey. Ha debido tomarse con calma su etapa académica, congelando los estudios en varias ocasiones para poder continuar con el sueño mayor. Por suerte, dice, en la familia aún respalda el romanticismo por el deporte.

Bélgica y Alemania han sido los países donde ha desarrollado su carrera. En este último, logró el año pasado el ascenso a Primera División del Crefelder HTC. Dejó tan buena impresión, que llamaron a otra diabla, Catalina Yáñez, para reforzar el equipo. Algo tienen las chilenas.

Su última gran hazaña defue en quedarse con la Hockey Series de septiembre en Chile, donde fueron campeonas con una campaña sorprendente: 51 goles a favor y cero en contra. Esa fue la primera estación para el camino a Tokio 2020, el gran sueño de todas desde el arribo del argentino Sergio Cachito Vigil a la cabeza técnica nacional. "Será algo difícil, porque sólo jugarán 12 equipos, mucho menos que en el Mundial, pero lucharemos para conseguirlo", cierra Palma.