Estricto, obsesivo, muy cercano y absorbente. Así han definido muchos de sus dirigidos a José Mourinho, el nuevo técnico de Alexis Sánchez. El portugués genera adhesión y repudio por partes iguales en el mundo del fútbol. O se le ama o se le odia a Special One, como él mismo se autoproclama.
Polémico y directo, sus conferencias de prensa son un manjar para los medios. Nunca elude el choque, siempre va de frente, ya sea para defender a un jugador o criticarlo. Amigo de las quejas arbitrales y con tendencia a victimizarse, se ha paseado por los mejores equipos del mundo ganando títulos con el Porto, el Inter, el Madrid, el Chelsea y ahora el United. El nuevo jefe de Alexis no es cualquiera.
Se dice que los grandes técnicos son los que logran una mejor versión de sus jugadores. ¿Podrá Sánchez mejorar de la mano de Mou? A los 29 años, el tocopillano parece tener completado su proceso de crecimiento como futbolista; es un jugador hecho, maduro. Pero siempre hay margen para seguir avanzando. Y ése será el desafío de la mano de Mourinho: explotar sus condiciones a la máxima potencia, manteniendo todo aquello que lo ha transformado en una estrella y corrigiendo cualquier detalle susceptible de ser pulido.
En su extraordinaria trayectoria como futbolista, Sánchez ha sido dirigido por los mejores técnicos del mundo: Bielsa, Simeone, Guadiola o Wenger son algunos con los que se ha topado. Con todos el chileno creció y se consolidó. El reto será dar otro paso hacia adelante con Mourinho, seguir aprendiendo para mejorar y encajar en la idea futbolística que proyecta.
Guardiola, tal como Mou, tiene fama de ser un obsesivo de la táctica y el trabajo. Sánchez ganó con él en el Barcelona disciplina táctica, maduró como futbolista. Pero también fue claro que pegado a la banda derecha y sin posibilidad de explotar su habilidad, Sánchez vio coartado su potencial. Recibir el balón, controlar y devolvérselo a un compañero (ojalá Messi) parecía ser el su único libreto posible en el Camp Nou. Ahora en el United deberá ser capaz de responder a las obligaciones tácticas que le entregará su técnico sin abandonar el talento y la inventiva que, precisamente, lo han llevado al lugar de privilegio que hoy ocupa en la Premier. El desafío es gigante. Las posibilidades de éxito, también.