Mourinho, el testigo VIP: fanático de la Roma pide matrimonio delante del técnico portugués

José Mourinho, junto a los novios que lo requirieron como testigo de su petición de matrimonio.
José Mourinho, junto a los novios que lo requirieron como testigo de su petición de matrimonio.

Un seguidor de la escuadra de la loba cumple el crucial rito frente al estratega portugués quien, en contrario a su hosca personalidad, aplaude y sonríe.



Los matrimonios y el fútbol han estado permanentemente unidos. Es usual que parejas que contraen el vínculo vayan al estadio en que juega su equipo favorito para presentarse frente a la sociedad en la nueva condición. O que algunos novios, entre ellos connotados deportistas, opten por concurrir a la ceremonia con trajes que aluden a sus equipos favoritos o con los que alcanzaron una mayor identidad. Sin embargo, lo que sucedió en Roma, con José Mourinho como participante, tiene atisbos especiales.

En rigor, no se trata del casamiento, sino del paso previo. Un hincha del equipo de la loba llegó hasta el entrenamiento del cuadro capitalino italiano para, presuntamente, retratarse junto con el estratega, cuya presencia ha revolucionado a la ciudad. De hecho, las primeras imágenes del registro dan cuenta, precisamente de aquello. Mourinho accede de buena gana y saluda al fanático y a su novia, con quienes se fotografía.

José Mourinho, técnico de la Roma
José Mourinho, técnico de la Roma. (Foto: Reuters)

El ministro de fe

Lo sorpresivo viene después. El novio le pide al entrenador un momento. Y llama a su novia para plantearle la propuesta, con el técnico como ministro de fe. La declaración siguiente mezcla, en rigor, dos amores. “Tú sabes que para mí la Roma es muy importante. Soy romanista hace ya 24 años y me ha costado mucho encontrarte. Creo que va a merecer la pena, después de los tres años que llevamos juntos. Tanto tú como yo no nos perdemos aunque estemos a distancia, aunque estemos lejos. Y por el virus no te he podido llevar al estadio todavía”, son las palabras que anteceden la petición.

Antes te quiero pedir que te cases conmigo”, son las palabras que cierran el simbólico momento. Lágrimas, agradecimientos y un inusualmente sonriente estratega cierran el simbólico e inolvidable momento, que termina en otra declaración de amor: “Forza Roma, sempre”.

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