Alejandro Gómez, más conocido como el Papu, pasa por su peor momento. El argentino está en el centro de la polémica luego de que las autoridades antidopaje le comunicaran un positivo que significó una sanción de dos años. El análisis, realizado en octubre del año pasado, desencadenó una serie de opiniones en torno a la figura del futbolista.
Uno de los que salió al paso fue José Mourinho. El técnico portugués se refirió al tema en el contexto del triunfo de la Roma sobre el Monza, el actual club del volante transandino. “¿Papu Gómez? No recuerdo que haya jugado la final de Europa League. Creo que ha jugado contra la Juventus en semifinales, ya con un control positivo. Pero eso no es problema mío. Yo si tengo un poco de tos, no ando tomando de esos jarabes porque sino cuando vaya al control voy a estar en problemas”, indicó el estratega luso.
El conflicto entre ambos se originó tras el retorno del jugador al certamen italiano luego de abandonar el Atalanta y fichar por el Sevilla. “La Serie A que he encontrado está más competitiva que la que dejé hace unos años. El Atalanta abrió el camino a muchos equipos. Veo entrenadores como Thiago Motta, Palladino, Gilardino, directores técnicos jóvenes y ambiciosos que intentan idear un estilo de juego interesante”, señaló Gómez, que ignoró la presencia de Mourinho en su lista.
Al ser consultado por el portugués, el volante lanzó un potente mensaje. “¿Mourinho? Sólo tengo un recuerdo de él y es ganar la Europa League con el Sevilla contra él hace unos meses. Pero ahora me gustaría ayudar a crecer al Monza. Es un club ambicioso que quiere crecer paso a paso. Primero hay que evitar el descenso y luego ya podemos pensar en el resto”.
Mourinho, en tanto, le respondió en la actual fecha de la Serie A. A pesar de su victoria sobre el Monza, el técnico no lo pasó bien, pues fue expulsado y se perderá el próximo duelo de la Roma ante el Inter de Milán. El entrenador se arrodilló y festejó eufóricamente el tanto del triunfo con dos polémicos gestos que significaron su expulsión. Primero, se llevó el dedo a la boca para pedir silencio y luego cerró el puño para simular gestos de llanto en el público visitante.