Muere el arriero del Milagro de los Andes
A los 91 años falleció Sergio Catalán, el hombre que en 1972 permitió el rescate de los 16 rugbistas accidentados.
Viven es la más conocida versión cinematográfica del Milagro de los Andes, como se llama al accidente que en 1972 sufrió el avión de la Fuerza Aérea de Uruguay que traía a Chile a 45 personas, entre ellos, el equipo de rugby Old Christians, del que hubo 16 sobrevivientes. La película no incluye a un personaje clave: Sergio Catalán, el arriero con que dos de los rugbistas se encontraron cuando buscaban ayuda. El hombre de campo, clave en el posterior rescate de los sobrevivientes, falleció ayer, a los 91 años.
La omisión, probablemente, no le preocupó a Catalán, quien creía que todos olvidarían rápidamente ese día en que buscando unos animales vio al otro lado de un río a dos personas que le pedían ayuda. Les tiró cuatro panes amasados y dio aviso a las autoridades. Los uruguayos jamás olvidaron su gesto. Más arriba en los cerros, a cuatro mil metros sobre el nivel del mar, sin comida y pasando 72 días en uno de los inviernos más fríos de la década, esperaban los otros 14 sobrevivientes.
"Pensé que nadie se iba a acordar de mí. Encontré a los dos uruguayos, les ayudé, pero pensé que al día siguiente se olvidarían", contaba Catalán a La Tercera en una entrevista realizada en 2014.
"Me mandaron un papel en el que decía que estaban muy débiles y que había 14 compañeros más arriba en las montañas", contaba el arriero, quien ya sufría problemas a las caderas, lo que lo había alejado de asistir en los últimos años a la conmemoración del accidente, que siempre se hace con un partido entre Old Christians y Old Boys, en Santiago.
Los rugbistas encontraron al arriero, pero Catalán fue un héroe, pues tras verlos, hizo cinco horas a caballo "hasta que encontré a alguien que me creyera", explicó él una vez en Montevideo. Es que el arriero ha sido homenajeado en innumerables ocasiones e incluso lo invitaron a Uruguay, donde fue recibido por el gobierno.
Así lo recuerda uno de los sobrevivientes, Gustavo Zerbino: "Gracias a nuestro gran amigo el arriero Sergio Catalán, un ejemplo de solidaridad que hizo 120 kilómetros a caballo para avisar que había encontrado a dos sobrevivientes, hoy podemos estar vivos".
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