El fútbol mundial pierde a una leyenda. Ha fallecido Franz Beckenbauer, considerado uno de los mejores zagueros centrales de la historia y quien brillara en la selección alemana, con la que fue campeón mundial en 1974 y a la que dirigió, guiándola a la final de la Copa del Mundo en 1986 y a la obtención del máximo trofeo cuatro años después.
El Káiser, apodo que resume la trascendencia que tenía en el combinado germano, deja de existir a los 78 años, después de una enfermedad que lo complicaba desde hace algunas semanas.
Una leyenda
Hablar de Beckenbauer es hablar de lo mejor del fútbol mundial en una época plagada de grandes jugadores que constituyeron, en el tiempo, lo más selecto del legado del balompié.
Para Chile, de hecho, su nombre se torna más cercano por la comparación con otro monstruo: Elías Figueroa. En ese sentido, uno de los reconocimientos más valiosos que guarda Don Elías es una declaración del propio mito germano, quien se autodescribió como “el Figueroa de Europa”.
Beckenbauer tiene, por cierto, un alto peso propio. Dos veces, en 1972 y 1976, fue distinguido con el Balón de Oro. En 2020, además, fue incluido en el Dream Team entre los jugadores que han recibido el galardón, que en su caso tiene un mayor valor, por tratarse de un defensor.
El presidente honorífico del Bayern Múnich venía sufriendo problemas de salud hace un tiempo. De hecho, se sometió a dos cirugías cardíacas y a un implante de cadera. Hace cuatro años confesó haber perdido la visión en el ojo derecho producto de un golpe que sufrió practicando golf, otro de los deportes que le apasionaba. Por esos días ya manifestaba que debía guardar especial cuidado con su corazón.
“Con profundo dolor comunicamos que nuestro padre y mi marido, Franz Beckenbauer, murió el domingo, tranquilamente en el entorno de su familia. Pedimos poder llevar el duelo en paz y omitir toda pregunta”, comunicó su familia para dar cuenta de la triste noticia, que enluta a todo el mundo.
Una carrera dorada
Beckenbauer tuvo una carrera brillante. En su etapa más pródiga, estuvo en el Bayern Múnich (1964-1977). Ya en la recta final de su trayectoria, defendió al New York Cosmos, en Estados Unidos (1977-1980), al Hamburgo SV, en su país, (1980-1982) y nuevamente al equipo neoyorquino del incipiente soccer estadounidense (1982-1983).
En su trayectoria disputó 720 encuentros y marcó 94 goles, todo un mérito tratándose de un jugador cuya demarcación original estaba lejos de la portería rival.