Cuando Arturo Vidal llegó a Río de Janeiro para sumarse al Flamengo lo hizo como una verdadera estrella. Comenzaba julio de 2022 y el Rey concretaba un sueño que había hecho público mucho antes de que finalizara su relación con el Inter de Milán y, con ello, su exitoso paso por el fútbol europeo. Se había declarado hincha del club de Río de Janeiro, el más popular de Brasil, y el club había respondido alguna vez el guiño obsequiándole una camiseta personalizada que el chileno no dudó en ponerse y exhibirla a través de las redes sociales.
Su arribo generó altas expectativas. Proporcionales, por cierto, a su trayectoria, que incluía exitosos pasos por clubes del linaje de la Juventus, el Bayern Múnich, el Barcelona y el Inter, solo por citar a los principales. También a la inversión que estaba realizando el club, que le ofreció el sueldo más alto del millonario fútbol brasileño, el más poderoso de Sudamérica, obviamente en consideración a su prestigio.
Vidal estaba feliz. Tenía todas las condiciones para estarlo. El entorno también se prestaba para esa sensación. De inmediato, se alojó en Barra de Tijuca, el sector más exclusivo de una ciudad que no descansa y que, por lo mismo, ofrece tentaciones a la mano.
Problemas y redención
Vidal no logró adueñarse plenamente de un puesto en el equipo rojinegro. De hecho, su participación fue disminuyendo progresivamente hasta el punto de llevarlo a un lugar desconocido: la banca de suplentes en los partidos realmente relevantes para el club. Desde ahí salió, por ejemplo, en la final de la Copa Libertadores que le ganaron a Athletico Paranaense, en la que ingresó en la segunda etapa. Este año había sido mucho más notorio en ese sentido. Hasta un berrinche protagonizó el chileno en el banquillo, al no ser incluido en el partido ante el Boavista, por el Campeonato Carioca. Esa incidencia se transformó en un punto de inflexión que explica, en gran medida, el renacimiento del oriundo de San Joaquín quien, para colmo, horas antes se había ofrecido para volver a Colo Colo si los albos querían pelear la Copa Libertadores.
El sitio Globo Esporte, uno de los principales medios deportivos brasileños, lo sitúa como hito, que también postula un cambio en la disciplina del jugador como explicación para su buen momento actual. “El mensaje a Colo Colo y la irritación en el banquillo le valieron una multa a Vidal. La situación, sin embargo, fue como un paraguas en la relación entre el chileno y Vítor Pereira. El cambio de comportamiento detrás de escena es proporcional al aprovechamiento en el campo en el Flamengo en los últimos meses”, consigna la publicación. Además de una profunda conversación con el entrenador, Vidal tuvo que darles explicaciones a los hinchas y, formalmente, a la dirigencia.
Después de esa incidencia, a comienzos de febrero, todo cambió. Vidal comenzó a mostrar su mejor versión. Primero en los entrenamientos y, luego, como quería, en los duelos. Los números avalan esa consideración. “Tras el partido con el Boavista, Flamengo disputó 11 partidos y Vidal participó en nueve, seis en el once titular. En total, el chileno suma, solo en este período, 544 minutos en el campo. En algunos partidos, Gerson estuvo ausente por culpa del tobillo. Es decir, en la mayoría de los casos, Vidal formaba dupla con Thiago Maia”, resume Globo Esporte.
Hoy, Vidal es un bastión para el entrenador. “Vidal se convirtió en uno de los hombres de confianza del técnico en la plantilla. El desempeño en el campo fue compatible con la promesa hecha al técnico”, destaca el medio.