La leyenda de Rafael Nadal (3°) en el polvo de ladrillo sigue sumando capítulos. Esta vez en uno de sus torneos favoritos, el segundo que más veces ha conquistado: el ATP 500 de Barcelona. El español jugó durante 3 horas y 38 minutos para doblegar a Stefanos Tsitsipas (5°) por 6-4, 6-7(6) y 7-5.

Increíblemente parejos, ambos tenistas demostraron sus credenciales desde el primer punto. Por un lado Nadal demostraba su experiencia e insaciable hambre de victorias, y por el otro estaba el joven griego, dejando en claro que está en un momento glorioso, con el tenis para exigir a cualquiera, incluso al mejor jugador de la historia en polvo de ladrillo.

Pese a que Rafa se llevó el primero por 6-4, lo cierto es que el partido pudo haber sido muy distinto. Stefanos comenzó mejor e incluso llegó a estar 3-1 arriba, con muchas chances de quiebre para quedar 4-1 y prácticamente liquidar el parcial. Pero ahí fue cuando apareció el guerrero, uno que esta temporada no ha podido explotar, pero que comienza a encontrar el camino pensando en su gran objetivo: Roland Garros.

De todas formas la batalla no iba a terminar ahí. A lo largo del encuentro se vio a un Nadal combativo, resiliente. Cuando mejor jugaba, el reciente campeón de Montecarlo lo seguía poniendo en problemas, buscando las líneas y apretando cuando no se quedaba corto. Consiguió llevarse el segundo en un tiebreak ajustado, que revela un dato complicado para el de Manacor: ha perdido las últimas nueves definiciones de set que ha jugado contra jugadores top ten.

Como es habitual en un tercer set donde hay niveles tenísticos tan ajustados, ambos buscaron asegurar sus servicios más que arriesgar cuando recibían. Casi sin hacerse daño llegaron a los últimos episodios, donde el dramatismo se apoderó de la cancha principal del Real Club de Tenis Barcelona. Nadal tuvo un punto de partido en contra, pero sacó la frialdad que tiene todo multi campeón. Cuando no hay margen, es cuando aparecen los mejores. Tsitsipas por su parte cruzaba momentos de decisión, con otros de dudas. Fue esa dualidad la que le terminó costando el partido. Rafa gritó campeón tras abrochar el tercero por 7-5, para así también recuperar el número dos del mundo. La vieja normalidad volvió a aparecer en el circuito.

Un trofeo que obliga a reescribir nuevamente la historia del torneo y del polvo de ladrillo. Título 87 en la carrera para Rafa. De esos, 61 en arcilla. El decimosegundo en Barcelona, lo que transforma al Conde de Godó en el segundo certamen que más veces ha conquistado Nadal, solo por detrás de Roland Garros.