A estas alturas, Rafael Nadal debería ser sumado a la sucesión del Principado de Mónaco. Su nombre es el que más veces está anotado en el trofeo del Masters 1000 de Montecarlo. Ayer, sumó su undécima corona. Y lo hizo sin despeinarse, ya que se impuso por 6-3 y 6-2 al japonés Kei Nishikori (36º).

El asiático llegaba a su primera final en la arcilla monegasca, dando muestras de una impecable recuperación de la lesión que lo marginó durante varios meses. Sin embargo, Rafa fue mucho para él, pese a cumplir un digno primer set, donde incluso logró romperle el saque al número uno del mundo. Pero el manacorí no estaba para sorpresas y puso todo en orden.

Desmoralizado en el segundo parcial, el nipón fue presa fácil. Cedió su saque en dos ocasiones y Nadal estuvo impecable con el suyo. Así, cerró el partido en una hora y 33 minutos y logró iniciar con éxito la defensa de puntos en la temporada de arcilla. Y lo mejor para él, es que lo hizo sin perder un set en toda la semana.

"Cada año es un sentimiento diferente. Hoy es una gran noticia para mí, que volvía de una lesión. Es muy bueno de cara a mi confianza. Es una semana muy bonita", dijo el balear.

"Mis piernas estaban muy pesadas hoy, jugar tres sets tres días consecutivos, con jugadores difíciles, no es fácil, evidentemente", comentó el japonés, quien había eliminado a Marin Cilic y Alexander Zverev.

Rafa, en tanto, disputará esta semana el ATP 500 de Barcelona, el tradicional Conde Godó, donde podría chocar con Nishikori en octavos de final. Ahí también defiende el título y también buscará su undécima corona.