Frenos en la vida, Fernando Demaria ha tenido muchos. Incluso antes de que tuviera un accidente durante el Mundial de enduro de Talca, en 2012, tras el que perdió la movilidad de todas las extremidades. Todo eso le ha importado poco. Y hoy, después de una larga recuperación, es nuevamente un deportista de elite.
Su padre, Pablo, también exdeportista, ha sido el gran sostén de la carrera de Nano. Ahora que necesita ayuda para movilizarse, también. Aunque no permanentemente, pues el piloto maneja su propia camioneta.
En el deporte, hoy se dedica al automovilismo. Los UTV que arrasan en popularidad en las competencias de rally cross contry son su nueva casa.
Demaria Lüders controla la dirección del volante con un brazo, aunque la fuerza la hace desde el hombro. Y y la potencia y frenada, con el otro brazo.
El sistema le permitió asistir este año a su mayor desafío: participar como uno más en la carrera Desafío del Desierto, entre Iquique y Pica, acompañado en el habitáculo por el navegante Diego de Urruticoechea.
No fue fácil, aunque para nadie lo es en una competencia tuerca de esta magnitud. El primer día debió retirarse, pero por una falla en la correa del motor. Al día siguiente tuvo la misma falla, pero fue capaz de administrar la potencia del buggy, para no romperla.
El caer y levantarse es la lección de vida que Nano Demaria expresa también en las charlas en las que ante cientos de asistentes relata su vida y, más importante que eso, cómo superarse.